Los Países Bajos ha dejado de extraer metano este domingo del yacimiento de gas natural de Groningen, el mayor de Europa y uno de los diez más grandes del mundo, debido al riesgo sísmico.
El Gobierno ya había optado por su desmantelamiento debido a los efectos secundarios provocados por las extracciones de gas que han debilitado el subsuelo de la región, causando numerosos terremotos, que han afectado a viviendas y edificios, hasta el punto de dejar algunas de ellas inhabitables.
Pese a estar operando ahora al mínimo, el yacimiento contenía aún 2.800 millones de metros cúbicos de metano, todavía las mayores reservas de gas de Europa.
Estaba gestionado por una empresa conjunta entre la holandesa Shell y la estadounidense ExxonMobil, la Nederlandse Aardolie Maatschappij (NAM).
El controvertido yacimiento de gas natural de Groningen (norte) -también llamado Slochteren, por el nombre de un pequeño pueblo junto a esa ciudad neerlandesa, fue descubierto en 1959.
Más de 10 años
En agosto de 2012 un terremoto de magnitud 3,6 en la escala de Richter en el pueblo de Huizinge marcó el punto de inflexión: las autoridades ya no podían ignorar el riesgo sísmico provocado por la explotación de gas.
En 2018 el primer ministro liberal, Mark Rutte, expresó el deseo del Gobierno holandés de dejar de bombear gas en Groninga.
La semana pasada el consejo de ministros -que dimitió- confirmó como fecha final de la extracción este domingo 1 de octubre.
El fin de la producción no tendrá ningún impacto en el suministro en Bélgica, informa el diario belga Le Soir.
Ola de frío
Sin embargo, el funcionamiento podría reanudarse de forma "temporal y limitada" en caso de que se produzca una ola de frío intenso este invierno (si el termómetro marcara una temperatura de -6,5°C varios días seguidos) o, por ejemplo, de una avería en una instalación de almacenamiento.
A partir del 1 de octubre de 2024 se empezarán a desmantelar todas las instalaciones.
El yacimiento de Groninga ha sido una fuente de abastecimiento clave para gran parte de Europa occidental y ha tenido un gran peso en las finanzas públicas holandesas desde que comenzó su producción.
Sin embargo, los cientos terremotos -con magnitudes de hasta 3,6 grados durante décadas-, que han causado daño en el entorno, han llevado a las autoridades a ordenar su cierre.
El proceso de cese de la extracción se ha hecho de forma gradual porque su cierre radical podía también causar un aumento de los temblores sísmicos.
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