Asisto interesado a la evolución de los precios del petróleo. Parece que estamos ante una guerra civil entre países productores. Bomberos que se pisan la manguera entre ellos. Algunos economistas alertan sobre el peligro de la bajada del precio del barril. Supongo que serán los mismos que llamaban la atención antes sobre los peligros de la subida y que, sin embargo, no determinan cual es el punto de equilibrio en el que podríamos estar todos contentos: los que nos venden el petróleo y nosotros, los “yonquis” que lo consumimos.
Parece que los enemigos del petróleo caro no son solo esta vez los renovables sino sus primos, los del fracking. Sí, aunque se apuntan otras razones de peso, parece que son los nuevos vecinos en el barrio de lo fósil los que estaban comiéndoles la tostada a los de toda la vida. El daño medioambiental que produce la técnica parecía estar obviado a base de dinero en campañas de limpieza de imagen. Mucho apalancamiento en las inversiones y expectativas de dinero fácil al albur de los precios Brent y Texas por encima de los 100$ eran el bálsamo de Fierabrás para reducir la dependencia energética de todos los países, con Estados Unidos a la cabeza. Aquí hay que recordar que las renovables hacen lo mismo (reducir la dependencia) y ¡sin contaminar!, pero esto no debe o no quiere saberlo nadie.
Entonces, ¿qué pintamos los de las energías limpias en esta guerra?, otra más con el trasfondo del petróleo, pero gracias a Dios, figurada. Pues creo que nada, las renovables van haciendo camino y a juzgar por los datos de 2015, con 51.000 MW instalados en todo el mundo y alrededor de 8.500 MW instalados en Europa de solar fotovoltaica. Sí, fotovoltaica de la que solo 49 MW se instalaron en España.
Mientras tanto, los costes de instalación están bajando espectacularmente a medida que se recorre la curva de aprendizaje. La generación de empleo en el sector –en todo el mundo así se entiende, excepto en España– creciendo y reduciendo las emisiones de CO~2 ~asociadas a la generación de electricidad. Cada vez más fondos de inversión retiran posiciones en aquellas compañías sin valores medioambientales y se acercan más a las energías limpias.
Por tanto, no parece que la guerra fratricida de los combustibles fósiles ponga en peligro la evolución de las renovables en el mundo. Ya ni siquiera las externalidades de las fuentes de generación sucias son suficientes para competir y cada vez más, tecnologías como la eólica se imponen con criterios exclusivamente económicos.
Es cada vez más evidente que se olvidan de nosotros por tener al enemigo en casa. El petróleo barato ahoga a las inversiones en fracking que necesitan precios del petróleo mucho más caros de los actuales y se hace inviable su explotación. Cierre de empresas y daño para organismos como la FED que en su momento concedió créditos para estas empresas con apalancamientos altos y expectativas de retorno a largo plazo. ¿Les suena el esquema? Parece que se replica el crack de las renovables en España con una diferencia: mercados libres -supuestamente- contra actividades reguladas. Riesgos medidos y equivocados para que los del petróleo siempre caigan de pie.
Tengo la impresión de que el petróleo barato es bueno para todos menos para los que lo tienen y es bueno para eliminar la tentación del fracking que tanta controversia genera. Las renovables, mientras tanto, a seguir creciendo en todos los mercados excepto en el nuestro. ¡Gracias señores que nos gobiernan!
Jorge González Cortés es director Comercial y de Marketing de Gesternova.
JON FERNANDEZ DE LANDA MAGARIN
12/02/2016