Con un futuro eléctrico y un presente incierto pese a la mejora en el número de coches eléctricos que se venden mes a mes en nuestro país hay un objetivo que persiguen los fabricantes europeos: conseguir que un eléctrico de garantías por debajo de los 25.000 euros. Un objetivo, como decimos, parece de momento quimérico para algunas marcas del Viejo Continente cuando lo cierto es que es una realidad. Y no lo decimos únicamente por los Dacia Spring (prueba), Invicta DS2 o Fiat 500e, sino principalmente por los fabricantes chinos.

Y es que hoy por hoy te puedes comprar dos coches del gigante asiático por menos de 25.000 euros, siendo además más solventes que la terna antes descrita en algunos aspectos. El primero es el MG4 que incluso está disponible por debajo de los 20.000 euros con las últimas promociones y descuentos gubernamentales aplicados. El segundo, el protagonista de estas líneas y que en _El Periódico de la Energía _ya hemos podido conducir por primera vez: el BYD Dolphin.

Donde más 'duele'

Y es que desembarco de BYD está siendo de lo más completo, tras una etapa inicial en la que ha desvelado el Atto 3 (contacto), el Han y el Tang (prueba), ahora la firma china se mete de lleno en uno de los segmentos de suma importancia, el de los compactos. Lo hace con el Dolphin, un vehículo que ya vende en China pero con un concepto bastante más pequeño del que llegará aquí, tanto que allí sería catalogado como un utilitario y aquí tiene la etiqueta de compacto. Dicho esto, el objetivo de BYD con este Dolphin no es otro que democratizar poco a poco la electrificación ya que como te hemos dicho puede ser tuyo por poco más de 22.000 euros si al PVP oficial, de 35.690 euros le aplicamos los descuentos comerciales, la bonificación del Plan MOVES III y la deducción del IRPF. Eso para la versión de acceso denominada Active, ya que la más completa, Design, se queda en algo más de 24.000 euros con los mismos descuentos tras una tarifa inicial de 37.690 euros.

Diferente, no digo raro

Una vez hemos captado tu atención con el apartado económico, que en los tiempos que corren es quizá el más importante, cobra sentido que nos metamos a analizarlo como se debe. Si bien en persona parece un coche más pequeño de lo que realmente nos dictan sus dimensiones, en realidad hablamos de un coche que tiene una longitud cercana a los 4,30 metros de largo y dadas sus formas irá directamente a rivalizar con el ID.3 de Volkswagen. Además, para intentar quitar cuota de mercado al modelo alemán, así como a otros posibles rivales de la categoría como el Nissan Leaf o el CUPRA Born (prueba), llegará de momento con un motor de 204 CV de potencia. Sin embargo, para conseguir convertirse en un  democratizador es de vital importancia llegar a los estratos más bajos y por ello tiene previsto vender en un futuro próximo otra alternativa de menor calado, tanto en cuanto al motor como a la batería, que será de 44,9 kWh.

Y es que en Dolphin que se vende actualmente combina con un paquete de celdas de 60 kWh con el que homologa una autonomía de 427 km y que puede cargarse en tomas de 88 kW en corriente continua y 11 kW en alterna. Batería que además cuenta con la tecnología V2L bidireccional para convertir al Dolphin en un conector y así poder suministrar energía a otros sistemas externos o, incluso, cargar otros coches eléctricos (dando hasta 3,7 kW). No obstante, si quieres llegar a un público mayor y sobre todo quitar cuota de mercado a las firmas europeas has de mirar también hacia abajo y eso es lo que hará precisamente en los próximos meses.

Estética marina

Dicho esto, el Dolphin muestra un diseño sobrio y funcional. A destacar la personalización con los cinco colores disponibles y sobre todo las líneas de tensión laterales. El hecho de escoger este nombre, diferente al del Tang y Han así como al del Atto 3 es porque se basa en la nueva línea comercial Ocean, e incluso cuenta con guiños que se asemejan a un delfín. Estos se ven en su habitáculo, como puedan ser las manetas de las puertas.

Un interior que guarda mucha similitud con el SUV y en el que destaca la buena construcción y calidad de los materiales, muy por encima de algunos modelos que llevan años vendiéndose en Europa. El puesto de conducción está presidido por una pantalla flotante de 12,8 pulgadas que, como en el resto de BYD, puede disponerse verticalmente a toque de botón. Se convierte en el cerebro de operaciones del mismo y ofrece un funcionamiento rápido e intuitivo, similar al de un smartphone. Por debajo aparece casi la única tira de comandos físicos que facilita el acceso a algunas funciones e incluso incrusta el propio selector del cambio. Resulta tan atractiva como poco ergonómica pues no hay que pulsar el comando sino girarlo hacia arriba o abajo para seleccionarlo y en marcha resulta algo engorroso.

Donde no hay pero alguno es en la habitabilidad. Con una capacidad para cinco ocupantes, dispone de asientos deportivos de diseño ergonómico y reposacabezas de cuero vegano. Los asientos delanteros calefactables cuentan con ajuste eléctrico en seis posiciones para el conductor y cuatro para el acompañante. Los asientos traseros ofrecen un amplio espacio para las piernas, como una de las múltiples ventajas de la e-Platform 3.0, el respaldo de los asientos puede dividirse en una proporción 60:40, lo que permite ampliar el maletero de 345 a 1.310 litros cuando ambos respaldos están abatidos.

Primeros kilómetros con el BYD Dolphin

Como decíamos, BYD ha preferido cimentar su Dolphin con la versión más potente, la de 204 CV que son más que sobrados para el día a día urbano e, incluso, para salir fuera de la ciudad con garantías. A este rendimiento se le suma la comentada Blade Battery con 60,4 kWh que homologa 427 kilómetros en ciclo combinado y hasta 565 km en la ciudad a razón de un consumo de 15,9 kWh/100 km.

Durante esta primera prueba es complicado sacar unas conclusiones en este aspecto pero sí podemos decir que en los kilómetros realizados el ordenador de a bordo bajó justo lo establecido, es decir, que podemos estar ante un coche con una autonomía bastante real, algo que ya nos ha ocurrido con el Atto 3. Parte de culpa la tiene no solo la Blade Battery de la que BYD se enorgullece, o la e-Plattform sobre la que se sostiene sino también el hecho de integrar una bomba de calor super efectiva que no reduce ni un kilómetro de rango cuando conectamos el climatizador, ya sea con aire acondicionado o con calefacción.

En lo que respecta a la dinámica, el Dolphin sorprende y muy para bien. El coche tiende a ser confortable, con una suspensión blandita y una dirección que, como ocurre en el Atto 3 apenas transmite información. La capacidad de aceleración es muy buena (registra 7 segundos en el 0 a 100 km/h) porque una de las ventajas es que el Dolphin apenas excede el peso de un turismo de combustión, cifrando 1.658 kilos en el caso de la versión  más equipada, es decir, como un Seat León. También me ha sorprendido el tacto del freno que es tan real como el de un coche de combustión incluso pese a tener el sistema de regeneración propio de los eléctricos. Un sistema que tiene dos niveles, Standard y High, que ofrecen una buena diferencia entre ambos llegando en el segundo a la función de un solo pedal. Otro detalle que llama la atención es el radio de giro, pues en una baldosa el Dolphin es capaz de colocarse sin problemas, algo que será de gran utilidad en entorno urbano.

Galería de imágenes del BYD Dolphin