El martes anunciamos un gran hito para nuestra compañía: Grupo Red Eléctrica da un paso hacia adelante y coge impulso para continuar su propósito, con vocación de servicio, para superar los retos que afrontamos de cara al futuro a través de una nueva identidad de grupo: Redeia.
Redeia nace de una necesidad corporativa y de negocio, orientada a transmitir mejor quiénes somos. Creemos que es importante contar con una nueva identidad que represente a todas nuestras empresas y que exprese de forma nítida e inequívoca quienes somos hoy: un grupo de cinco empresas principales, con negocios regulados y no regulados, separados y diferenciados; un grupo de cinco empresas líderes en sus ámbitos de actividad: Red Eléctrica, Reintel, Redinter, Hispasat y Elewit.
Sin embargo, Redeia no cambia nuestra actividad, ni lo qué somos, ni la esencia de cada una de las cinco empresas que componen Redeia, una esencia construida a través de años de trabajo al servicio de la sociedad. Red Eléctrica es y seguirá siendo Red Eléctrica, nuestro buque insignia, que nació como la primera empresa del mundo dedicada en exclusiva al transporte y la operación del sistema eléctrico, con sus objetivos claros y definidos: garantizar un suministro seguro y con los mejores niveles de calidad, contribuyendo de forma decidida al progreso de España, como siempre hemos hecho.
Mayor integración renovable
Desde que en 1985 se constituye ‘Red Eléctrica de España’, la compañía ha sido una herramienta indispensable en el despegue económico y social de nuestro país. Ahora nuestra vocación, la vocación de Red Eléctrica como empresa de Redeia, es continuar esa misión de servicio público, asumiendo desde nuestra posición estratégica el gran reto que tenemos por delante: impulsar una transición ecológica justa, poniendo en valor nuestra neutralidad y contribuyendo a la cohesión social y territorial.
No es poco lo que hemos conseguido hasta el momento. España es hoy, con la contribución de Red Eléctrica, una potencia renovable bien posicionada entre los países que lideran la transición energética. Gracias al empuje de las instituciones, del tejido empresarial y del compromiso adquirido por los ciudadanos cubrimos, de media, casi el 50% de la demanda con energías renovables, y en tan solo cuatro años, hemos ampliado en un 35% el parque de generación renovable de nuestro país. Todavía estamos lejos de la meta, pero estos datos deben animarnos a seguir avanzando en los objetivos europeos y nacionales establecidos en el PNIEC: alcanzar en 2030 un 74% de integración renovable y reducir las emisiones un 23% respecto a 1990.
El objetivo es ambicioso, pero si la necesidad de un nuevo modelo basado en la energía renovable ya era indiscutible por la emergencia climática, ahora, debido al contexto tan difícil que vivimos, su urgencia es aún mayor.
En Europa, sin embargo, hemos decidido transformar esta crisis en nuestra gran oportunidad para alcanzar la transformación verde y digital y para ello se ha dispuesto un billón de euros entre los fondos Next Generation y el Plan RePowerUE que deben servirnos para modernizar nuestra economía y alcanzar la autonomía energética, con criterios de sostenibilidad, integración y justicia social.
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