Tras años de parálisis e inacción, el Parlamento de Rumanía aprobó hoy una normativa con la que se espera impulsar la explotación de unas importantes reservas de gas que podrían garantizar al país la independencia energética respecto de Rusia.
Directamente o a través de terceros, el país balcánico importa de Rusia un tercio del gas que consume, y los 200.000 millones de metros cúbicos de gas que -según las estimaciones más optimistas- tiene en aguas del Mar Negro podrían hacerle autosuficiente y contribuir también a la seguridad energética de sus vecinos.
"Rumanía puede asegurarse la independencia energética con estas reservas de gas del mar Negro, pero también con las reservas que ha descubierto en los últimos años 'onshore'", dijo a Efe Eugenia Gusilov, directora del Romania Energy Center en Bucarest.
Según la experta, si se confirman las estimaciones más optimistas Rumanía tendría cubierto todo su consumo de gas durante una década solo con las reservas ya adjudicadas en sus aguas territoriales.
Rumanía busca la seguridad energética
Gusilov consideró que Rumanía puede tener un papel importante para contribuir a la seguridad energética de países vecinos como Ucrania, Moldavia y Bulgaria, que buscan desesperadamente fuentes de energía alternativas a Rusia.
"Si explota sus reservas 'offshore' y 'onshore', Rumanía puede ayudar también a los países de la zona en un contexto muy difícil para todos ellos", explicó.
Sin embargo, no ve en estos momentos en el Gobierno rumano voluntad para convertir al país en un actor importante en el mercado energético internacional.
Hasta ahora, prosiguió Gusilov, "Rumanía pone el acento en satisfacer primero su consumo interno", una prioridad que parece alejar la posibilidad de que el país llegue a ser una de las fuentes de energía que ayuden a los países más dependientes a liberarse del del gas ruso.
Esta actitud se explica, en parte, por las frías relaciones que Rumanía mantiene, por ejemplo, con Ucrania, al que reprocha el supuesto trato discriminatorio a la minoría de origen rumano que vive en su territorio.
El horizonte del gas
"Se habla mucho de convertir a Rumanía en un centro de influencia regional, pero para esto no basta tener grandes cantidades de gas, también se necesita un cambio de mentalidad", alertó Gusilov.
Pese a que los precios disparados del gas y el deseo de disociarse de Rusia han hecho crecer el interés en aprovechar el potencial energético de Rumanía en el Mar Negro, los expertos siguen teniendo dudas sobre las perspectivas de éxito de los proyectos.
"Las condiciones han mejorado, y con la nueva ley se elimina una barrera administrativa para las inversiones en el Mar Negro", explicó a Efe Ana Otilia Nutu, analista en políticas públicas sobre energía del "think tank" Expert Forum.
El nuevo marco legal sustituye a la ley aprobada en 2018 por el Gobierno populista y euroescéptico del Partido Social Demócrata (PSD), que imponía condiciones consideradas inaceptables por unos inversores extranjeros que suspendieron indefinidamente sus proyectos de explotación.
El nuevo marco legislativo ofrece mejores condiciones fiscales a los inversores y elimina algunas trabas, pero, según advierte Nutu, sigue careciendo de la claridad necesaria y no ha subsanado todos los errores que se hicieron en la ley de 2018.
Tiempo perdido
Asimismo, Nutu recordó que, en el mejor de los casos, pasarán años hasta que los efectos de la extracción del gas del Mar Negro empiecen a tener efectos en el mercado.
"Rumanía ha perdido un tiempo precioso", declaró la experta, que lamenta que su país empiece a apostar por este tipo de energía cuando la UE se esfuerza por apartarse de ella.
Como consecuencia de ello, Rumanía corre el riesgo de haber extraído el grueso de sus reservas de gas cuando ya no exista demanda.
La tradicional lentitud con la que el Estado rumano ha puesto en marcha sus proyectos estratégicos en materia de infraestructura y energía no contribuye al optimismo de los expertos.
Inicio de la explotación
Sea como fuere, "la primera molécula de gas extraído del Mar Negro entrará en el sistema a finales de junio", según declaró el pasado 18 de mayo el primer ministro rumano, Nicolae Ciuca.
Esta "primera molécula" es parte del depósito de gas adjudicado a Black Sea Oil & Gas, un consorcio controlado por el fondo internacional de inversiones Carlyle Group LP.
Se estima que el depósito contiene unos 10.000 millones de metros cúbicos de gas.
El mayor depósito del mar Negro cuya explotación ya ha sido proyectada contiene un máximo de 84.000 millones de metros cúbicos de gas y ha sido adjudicado a un consorcio donde la austríaca OMV es el socio mayoritario y en el que el Estado rumano también está representado.
OMV tiene previsto anunciar en 2023 si sigue adelante con el proyecto de extracción de gas del mar Negro, una decisión que marcará el futuro en materia energética de Rumanía para los próximos años.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios