La plataforma española de exploración y desarrollo del gas pizarra, Shale Gas, ha asegurado hoy que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha considerado que los proyectos presentados en el norte de Burgos, en el lugar en el que se ubican, son compatibles con la actividad de la central nuclear de Garoña.
En un comunicado, el director general de Shale Gas España, David Alameda, ha asegurado que, desde 2013, con la nueva Ley de Impacto Ambiental, los proyectos de exploración de gas no convencional están supeditados a múltiples requerimientos técnicos, entre ellos un detallado Estudio de Impacto Ambiental que es analizado por técnicos cualificados de distintas instituciones y de las Administraciones, y también por asociaciones, sindicatos, partidos políticos, ONGs y ciudadanos.
David Alameda ha asegurado que entre los organismos que han sido consultados está el CSN, la instancia oficial que posee las competencias en materia de seguridad nuclear y protección radiológica.
Tras las últimas críticas de Ecologistas en Acción, que apuntan al riesgo añadido de que el uso de la técnica de la fractura hidráulica -fracking- a pocos kilómetros de Garoña pueda provocar un riesgo de accidente nuclear, Alameda ha explicado que los organismos técnicos toman decisiones fundamentadas y basadas en hechos científicos, por lo que pide "responsabilidad para aportar claridad y no confusión" al debate sobre los proyectos de exploración.
David Alameda ha asegurado que hay consenso en la comunidad sobre el hecho de que los trabajos de exploración, incluyendo la técnica de fractura hidráulica, "son seguros si se desarrollan bajo la legislación adecuada y aplicando los estándares de la industria".
En su opinión, en España se cumplen ambos requisitos, ya que las empresas que forman parte de Shale Gas España saben que "el éxito de los proyectos requiere hacer todo lo necesario para que éstos se desarrollen con total seguridad."
En todo caso, ha añadido que la "sismicidad inducida" por fractura hidráulica es menor que la producida por otras actividades tales como la minería o el llenado de embalses.
De hecho, considera que la sismicidad inducida provocada por el fracking entra normalmente en el rango de los microseismos, con menos de tres grados en la escala de Richter, lo que no es detectable por el ser humano, sólo por sismógrafos, y está un punto por debajo del nivel de riesgo que señalaba hace unos días el portavoz para temas nucleares de Ecologistas en Acción, Francisco Castejón.
Además, el representante de la compañía ha asegurado que solo en tres ocasiones, de los dos millones de fracturas que se han realizado en el mundo, se han detectado microseismos, en todos los casos por debajo de esta magnitud.
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