El director para Europa de la 'joint venture' Smart --Mercedes-Benz y grupo Geely--, Dirk Adelmann, ha avanzado que los precios de "todos los modelos" subirán "unos 2.000 euros brutos" por el incremento de los costes provocados por los aranceles europeos a la importación de coches eléctricos procedentes de China.
"Si no se da con una solución, probablemente tendremos que volver a aumentar los precios en 2025, y luego de forma un poco más significativa", ha advertido el empresario en una entrevista con el diario alemán Handelsblatt recogida por Europa Press.
En la práctica, avisa Adelmann, los precios del Smart #1, el SUV compacto de la marca que cuesta actualmente unos 38.400 euros y el SUV coupé Smart #3 de unos 39.400 euros, podrían aumentar a lo largo de los próximos meses para compensar los costes aduaneros crecientes en el balance de la compañía, que ya rozan el 28,8% sobre el coste del vehículo.
En este sentido, Smart está considerando trasladar parte de su producción fuera de China, aunque, de momento, no tiene muy claro el destino de las nuevas fábricas, si bien ve factible subcontratar la fabricación a proveedores europeos como VDL Nedcar, Valmet o Magna.
La idea del grupo sería similar a la estrategia que tiene Ebro en España con Chery, traer de China todos los componentes prefabricados o los vehículos casi terminados para acabar de ensamblarlos en el territorio comunitario de manera que se evitaría la aplicación de aranceles.
Los aranceles a los eléctricos de China
"Estamos hablando con todos los actores del sector, incluidos nuestros propietarios", ha explicado Adelmann en referencia a Mercedes-Benz que, en este caso, podría terminar haciendo frente a una brecha de capacidad en la fábrica de Rastatt con la interrupción de la producción de los vehículos de la Clase A y Clase B a partir de 2026. De esta manera, producir los vehículos de Smart podría ayudar al fabricante alemán a mantener los puestos de trabajo y evitar crisis laborales y reputacionales.
Sin embargo, Smart calcula que tener operativa al cien por cien otra instalación en cualquier punto de Europa podría llevar entre 18 y 24 meses, un plazo que, avisan, no compensa "completamente" la actual carga comercial por los aranceles.
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