Una de las grandes cuestiones relacionadas con los coches eléctricos es saber qué va a ocurrir con el reciclaje de sus elementos, centrado principalmente en la segunda vida de las baterías. En este caso, Toyota parece que ir varios pasos por delante en comparación con el resto de fabricantes al haber sido la pionera en el uso de baterías de alto voltaje desde que en 1997 lanzó al mercado el primer Prius. En este tiempo ha desarrollado un negocio activo de reciclaje de baterías que, según dice, está a punto de dar un salto sostenible con un nuevo proceso sin quema.
Y es que hasta ahora, el reciclaje de estas baterías implicaba quemar las inservibles y recoger los materiales más importantes de las cenizas. Un método que si bien es efectivo en un alto porcentaje, no es para nada eficiente dado emite una gran cantidad de CO2. Pero como decimos, desde Toyota Chemical Engineering (TCE) parece que han encontrado un nuevo método para destilar el líquido electrolítico que llevan todas las baterías en su interior. La naturaleza del líquido lo hace muy inflamable, por lo que quemar toda la batería solía ser la forma más fácil de resolver el problema pero no la más correcta para recuperar todos los materiales existentes dentro de la celda.
Ahora con la destilación del electrolito conseguirán no solo manipularlo de manera más sencilla, sino despiezar las baterías más a fondo, triturando las celdas y clasificándolas de manera más sencilla para luego separar el material deseado del sobrante, también llamado “masa negra” y que contiene aluminio, hierro y otra serie de materiales raros. “Es un paso hacia la economía circular”, ha asegurado Kenichiro Muramatsu, miembro de la división de desarrollo de materias primas.
Electricidad a partir de basura
Pero esta no es la única actividad de TCE, sino que la filial de la firma nipona también está trabajando para que la generación de energía a partir de residuos sea más sostenible. Así, en lugar de incinerar la basura, están colocando los desechos en lo que vendría a ser una especie de olla a presión con serrín, papel triturado y agua para transformarlos en combustible líquido. Una mezcla que puede, posteriormente, fermentarse hasta convertirse en un gas, compuesto principalmente por metano, y emplearse para producir electricidad.
Si bien reconoce que sus métodos no eliminan por completo la incineración, Toyota Chemical Engineering afirma que reduce las emisiones de CO2 capturando los subproductos cuando es factible aprovechando el calor residual del proceso de combustión para generar electricidad adicional. “Hasta ahora, nuestro proceso más valorado era la quema pero será un proceso que no emplearemos en el futuro, sobre todo en Japón, donde los recursos son escasos y su recuperación se torna como indispensable”, afirmó Yoshihiro Hayashi, presidente de Toyota Chemical Engineering.
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