Donald Trump sigue empeñado en convertirse en uno de los presidentes más polémicos y activos en sus primeros días de mandato. En lo relativo al sector del automóvil, tras las amenazas iniciales que afectaban a las exportaciones de coches provenientes de Canadá, México y China que posteriormente se cancelaron en el caso de sus dos vecinos, resulta que el neoyorquino no solo ha vuelto a dar marcha asegurando que impondrá tasas a los que son hoy por hoy sus socios comerciales, sino que además algunas de ellas tendrán carácter recíproco. Sin embargo, esta no ha sido la única intimidación por parte del presidente de EEUU, sino que esta hace referencia a la fecha en la que podrían entrar en vigor de manera definitiva los aranceles a las exportaciones de coches.
Recordemos que Trump no ha dejado títere con cabeza y su objetivo es imponer una tasa en todo aquel sector que menoscabe y ponga en peligro la integridad de sus industrias. Tanto es así que hace una semana anunció su intención de aplicar un 25% de arancel a las exportaciones de acero y aluminio, mientras que en lo relativo al sector del automóvil, esta cifra podría igualmente darse a todo aquel coche proveniente de fuera de sus fronteras.
Los fabricantes, los grandes perjudicados
El 21%de las ventas de Ford en 2023 se produjo fuera de Estados Unidos. Ford
Pues bien, mientras firmaba otra orden ejecutiva sobre política energética, confirmó a los periodistas allí presentes que los aranceles podrían ser efectivos “alrededor del 2 de abril”. Si bien no dio más detalles sobre esa posible tasa, estaría por ver cuál es el impacto que tiene sobre los coches que se fabrican principalmente en México y Canadá, territorios con los que el propio Trump, durante su primer mandato, firmó un acuerdo de libre comercio. Como es evidente, los principales grupos automovilísticos están preparándose para el perjuicio económico que supondría esta decisión, no solo en lo relativo a la cadena de suministro, sino también en una subida de precios de cara al consumidor.
De hecho, el CEO de Ford Motor Co., Jim Farley, viajó el pasado miércoles a Washington para advertir a los miembros del Congreso que estos aranceles “arruinarían a la industria automovilística estadounidense”, mientras que General Motors está elaborando ya un plan de contingencia con el que mitigar hasta un 50% de los costos adicionales. Otro que debería mover ficha es Volkswagen pues la firma alemana es, sin duda, la más afectada de esta decisión ya que durante el pasado año, el 80% de sus ventas en Norteamérica provienen de las importaciones (con un 65% de las mismas producidas en México), circunstancia a la que no son ajenos tampoco el grupo Hyundai-KIA o a Mercedes-Benz, donde el 65 y el 63% de sus respectivas ventas se fabrica fuera de EEUU.
Fábrica de Volkswagen en Puebla (México), donde se fabrican el Jetta, el Tiguan y el Taos.Volkswagen
Si finalmente se impone el arancel del 25%, podría restar hasta 6.000 millones de euros a las ganancias operativas de Stellantis, Volkswagen, BMW y Mercedes-Benz, según los datos de BI. No solo eso, sino que como alertaba el propio Farley, toda la industria automotriz norteamericana se arruinaría ya que solo en 2024, de los 8 millones de vehículos importados (entre turismos y camionetas), casi 3 provenían de México, mientras que 1 millón lo hizo de Canadá. Sin embargo, resulta igualmente llamativo que casi otros 3 millones de coches llegarán tanto de Corea del Sur (1,54 millones) como de Japón (1,38 millones), según las cifras recogidas por el departamento de comercio norteamericano. En el caso de China de momento solo supusieron 106.000 unidades, mientras que de Alemania llegaron casi 450.000 unidades.
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