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Un 'búnker' como centro alternativo de emergencias ante un incidente extremo en una central nuclear

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La central nuclear de Trillo, en Guadalajara, (y todas las plantas nucleares españolas) cuenta desde diciembre de 2017 con un Centro Alternativo de Gestión de Emergencias (CAGE), concebido para la gestión de situaciones muy severas que se puedan plantear ante una incidencia grave en las instalaciones.

Se trata de una segunda oportunidad de control de la central nuclear en caso de que las instalaciones sufrieran un daño extremo y, para ello, se ha sido diseñado con criterios adecuados que permitan mantener sus funciones en situaciones extremas.

Tras el accidente en la central nuclear de Fukushima (Japón), los organismos reguladores nacionales de todos los países que poseen plantas nucleares requirieron la realización de test de resistencia con el objetivo de identificar sus fragilidades frente a un accidente semejante al ocurrido en Japón.

En la central nuclear de Trillo, una de las mejoras identificadas en dicho test estaba relacionada con los casos de indisponibilidad de las instalaciones de gestión de emergencia habituales -sala de control y Centro de Apoyo Técnico (CAT)- debido a causas como la pérdida de las instalaciones de emergencia a consecuencia de un accidente con daño extenso; la inhabitabilidad radiológica de las instalaciones de emergencias o la indisponibilidad o disminución de capacidades de uso de las instalaciones de gestión de emergencia debido a cualquier otra causa, explica a Efe el portavoz de la central nuclear de Trillo,Juan Pedro Alcázar .

De ahí que una de las medidas derivadas, y ya implantadas en esta central, es la construcción de este CAGE.

Ubicado cerca de la central nuclear pero a una distancia suficientemente alejada para preservarlo ante los daños de la misma, este ‘búnker’ tiene capacidad para dar soporte a 70 personas durante una emergencia de larga duración, y en caso necesario, como la inhabitabilidad de los otros centros de emergencia, toda la organización de respuesta a emergencia, encabezada por el director del Plan de Emergencia Interior, realizarían sus funciones desde este edificio.

La austeridad y funcionalidad caracteriza el CAGE, un edificio de hormigón dividido en varias zonas principales, como un área de gestión de acceso destinada a zonas de trabajo que cuenta con servicios médicos o asistencia urgente, sala de descontaminación, almacenes, laboratorio de bajo fondo o esclusa de entrada en emergencia.

Una segunda área de gestión de la emergencia destinada a ocupación del personal y dividida en dos partes: una dedicada a la gestión de la emergencia con sala de reuniones que podrá utilizarse para albergar al Centro de Apoyo a la Operación (CAO) y dos salas de equipos de comunicaciones; y una parte dedicada a habitabilidad y residencia donde se encuentran los dormitorios, aseos y una zona de comedor y descanso.

La tercera sala es la de máquinas e instalaciones que cuenta con una unidad enfriadora de agua para producción de agua fría destinada a la instalación de climatización; una unidad tratamiento de aire y sobrepresión; otra de filtración para evitar la entrada al edificio de aire contaminado del exterior, en caso de contaminación radiactiva externa; así como un grupo electrógeno de gasoil para alimentar el edificio en caso de fallo de la alimentación eléctrica exterior, y depósitos de gasoil, agua y un compresor de aire.

Gracias a estas instalaciones, el CAGE permite desarrollar con "absoluta seguridad" todas las funciones de mando y control durante una emergencia

Desde su puesta en servicio, no ha tenido que ser utilizado pero sí se han venido desarrollando ejercicios y simulacros, el último en junio de este año.

Además del CAGE, a raíz del accidente de Fukushima se han adoptado una serie de medidas, en coordinación con el resto de centrales nucleares, como la incorporación de medios portátiles de respuesta tales como generadores eléctricos, bombas diésel y eléctricas, equipos de suministro de gasoil, de iluminación o equipos de comunicaciones.

También se han desarrollado estrategias y protocolos de actuación específicos para situaciones con daño extenso.

El conjunto de las mejoras introducidas por el accidente de Fukushima se eleva a 60 millones de euros en la central nuclear de Trillo y, en concreto, el coste del CAGE ha sido de 9 millones de euros.

En este momento no existe ninguna medida derivada de los test de estrés pendiente de instalar en esta central nuclear.

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