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Un campo petrolero de Ecuador, centro del debate por la adjudicación a un consorcio chino-canadiense

El campo será operado en los próximos veinte años por el consorcio Sinopetrol, formado por Amodaimi, filial de la estatal china Sinopec; y Petrolia

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El campo petrolero Sacha, el más productivo de Ecuador, se ha vuelto el centro del debate en el país andino tras haberse adjudicado su operación directamente a un consorcio chino-canadiense en busca de mayor inversión para elevar su producción, frente a las críticas de quienes reclaman que siga bajo administración estatal.

El lunes, la ministra de Energía y Minas, Inés Manzano, anunció que el campo será operado en los próximos veinte años por el consorcio Sinopetrol, formado por Amodaimi, filial de la estatal china Sinopec; y Petrolia, subsidiaria del canadiense New Stratus Energy (NSE), mediante un contrato de participación por delegación directa.

El anuncio se hizo en medio del proceso electoral que culminará el 13 de abril con la segunda vuelta que enfrenta al actual presidente y candidato a la reelección, Daniel Noboa, con la candidata correísta, Luisa González.

Manzano aseveró que Sacha "no se privatiza, no se vende, no se alquila". "La propiedad del recurso es y será del Estado ecuatoriano", enfatizó la ministra sobre Sacha, cuyas reservas estimadas rondan los 342 millones de barriles de petróleo.

Según el Ministerio, el proceso contó con la participación de varias empresas, pero la Asociación Nacional de Trabajadores de la Energía y el Petróleo (ANTEP) sostiene que "no existen registros oficiales de estas ofertas en el acuerdo ministerial, lo que genera serias dudas sobre la transparencia del proceso".

Hasta ahora Sacha estaba operado por la petrolera estatal ecuatoriana Petroecuador, que controla alrededor del 80 % de la producción nacional de petróleo, si bien ha recibido críticas del sector privado, que le achaca no tener los recursos para realizar nuevas inversiones y elevar de manera considerable la producción de crudo.

¿Joya o corona oxidada para Ecuador?

Ubicado en la provincia amazónica de Orellana, la producción de Sacha llegó a 76.980 barriles diarios en 2024, lo que representó el 16% de la producción nacional y el 20% del crudo producido por Petroecuador.

Entre 2021 y 2024, se logró repuntar la producción de Sacha de 63.000 a cerca de 77.000 barriles diarios, con una serie de inversiones presupuestadas en unos 150 millones de dólares anuales y en las que se contrató precisamente a Sinopec para perforar nuevos pozos.

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Y aunque este campo maduro, con más de medio siglo de explotación, es uno de los más productivos, la ministra Manzano asevera que ya "no es ni la sombra" de lo que era antes.

"Mucho se ha dicho de Sacha que es la joya de la corona, pero lamento decirles que es una corona oxidada", aseveró Manzano al enumerar falencias que detectó una auditoría, que presentan "riesgos de catástrofes ambientales".

Para la ANTEP es "inaceptable" que Manzano se refiera a Sacha como la "joya de la corona oxidada" cuando, "en realidad, es el único campo que ha demostrado un aumento significativo en su producción gracias a la inversión estatal, alcanzando los 77.000 barriles diarios, un logro que ningún otro campo ha podido igualar".

1.500 millones de dólares de entrada

Cuestionada la adjudicación por la Asamblea Nacional, que controla el correísmo como primera fuerza de la oposición, y grupos indígenas, el Ministerio ha avanzado que el nuevo operador de Sacha invertirá un capital de 1.716 millones de dólares en los siguientes veinte años, y costos operativos de 3.500 millones de dólares.

Además, proyecta un incremento de la producción de 75.000 a más de 100.000 barriles diarios en tres años y, entre otros beneficios para el Estado, destaca un retorno de 6.314 millones de dólares en valor presente neto (VPN), incluyendo la prima de entrada de 1.500 millones de dólares.

Asimismo, "una renta o beneficio petrolero para el Estado del 82%, inyección de más de 5.000 millones de dólares a la economía nacional", y la creación de empleo.

Pero ANTEP sostiene que "con el nuevo esquema anunciado, el país solo recibirá entre el 12,5% y un máximo del 26,5% de la producción, y esto último solo en un escenario excepcional en el que el barril de Texas alcance los 120 dólares".

Aunque los opositores tildan de "estafa" y "atraco" a la decisión, Manzano la defiende como un acto responsable con la situación económica del país, que puede agudizarse con el desmantelamiento, ordenado por los ecuatorianos en un plebiscito en 2023, del Bloque 43-ITT, explotación que se encuentra dentro del Parque Nacional Yasuní, en la Amazonía ecuatoriana.

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