El principal obstáculo de un mayor desarrollo de los coches eléctricos es que su autonomía es bastante más pequeña que los vehículos convencionales. Existen coches que podrían alcanzar los 600 kilómetros como el Tesla 100 o más de 500 como el nuevo Ampera-e, pero la media se sitúa en los 161 kilómetros de recorrido con una sola recarga.
Probablemente si el coche no tuviese sistemas eléctricos como el cierre centralizado, las luces, los limpiaparabrisas o el aire acondicionado, la autonomía podría ser mayor. Pero a día de hoy, de igual a igual, los coches de combustibles tradicionales ganan la partida.
Entonces, ¿qué hacer para conseguir una mayor autonomía? El Instituto Fraunhofer ha dado con la tecla con un nuevo diseño para las baterías de ion litio que podría aumentar el rango de un coche eléctrico hasta los 1.000 kilómetros.
Los coches eléctricos no tienen una sola batería, sino una colección de paquetes de baterías hechas de cientos o miles de células individuales que se embalan y están conectados entre sí. Estas células de la batería separadas cada una requieren una carcasa, así como terminales, los cables y monitores electrónicos, que se combinan para tomar hasta un 50 por ciento del espacio de un paquete de baterías. Es decir, la mitad de las actuales baterías no son ion litio, sino cables y sistemas eléctrónicos.
En asociación con ThyssenKrupp y el IAV Automotive Engineering, el Instituto Fraunhofer de Tecnologías de Cerámica y Sistemas IKTS en Dresde (Alemania) está desarrollando EMBATT, un nuevo tipo de batería que reduce el número de aquellos componentes de un diseño mucho más simple que liberaría un espacio que podría ser utilizado para proporcionar una mayor capacidad de almacenamiento de electricidad.
EMBATT sigue el ejemplo de otra fuente de energía eléctrica, la pila de combustible. Las pilas de combustible funcionan mediante la combinación de oxígeno con un gas, como el hidrógeno o el metano, a través de una membrana permeable, para generar electricidad. Un componente clave de tales células es lo que se llama una placa bipolar. Esta placa cubre ambos lados de la célula y tiene un número de funciones, pero su propósito principal es actuar como los electrodos para recoger la energía eléctrica producida por la célula con una placa que actúa como el ánodo y el otro como el cátodo.
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