Política energética

Veintena de científicos piden a Scholz mantener nucleares en funcionamiento

Aseguran que la energía nuclear en Alemania puede contribuir claramente a paliar la crisis energética y a alcanzar los objetivos climáticos

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Una veintena de científicos, entre ellos dos premios nobel, apelaron en una carta abierta al canciller alemán, Olaf Scholz, para que se mantengan en funcionamiento las últimas tres centrales nucleares que todavía operan en Alemania y cuyo cierre definitivo está previsto para este sábado.

"En interés de los ciudadanos de Alemania, Europa y el mundo, le instamos a reconsiderar los planes alemanes de abandono de la energía nuclear y a seguir utilizando las centrales nucleares aún disponibles", escriben, al tiempo que aluden a la "responsabilidad especial" de Scholz derivada de su posición de liderazgo como jefe de gobierno.

Subrayan esta petición "en vista de la amenaza que el cambio climático supone para la vida en nuestro planeta y de la evidente crisis energética a la que se enfrentan Alemania y Europa debido a la falta de disponibilidad de gas natural ruso".

Los firmantes, entre los que se encuentran los premios nobel de Física Klaus von Klitzing, del Instituto Max Planck, y Stephen Chu, secretario estadounidense de Energía bajo la presidencia de Barack Obama, afirman que "la energía nuclear en Alemania puede contribuir claramente a paliar la crisis energética y a alcanzar los objetivos climáticos alemanes".

Científicos alemanes

En la carta, publicada por la organización "Replanet DACH", argumentan que las centrales nucleares de Emsland, Isar II y Neckarwestheim II, que inicialmente debían dejar de operar a finales de 2022, suministraron el año pasado un total de 32.700 millones de kilovatios hora de electricidad de bajas emisiones.

Así, estas tres centrales pueden abastecer de electricidad a más de 10 millones o una cuarta parte de los hogares alemanes, cuyo consumo medio, según los datos más recientes, asciende a 3.190 kWh al año, agregan.

La consiguiente reducción de la cantidad de electricidad procedente de centrales de carbón podría ahorrar hasta 30 millones de toneladas de CO2 al año, subrayan los firmantes, entre los que se encuentran destacados expertos internacionales en materia climática y medioambiental, así como economistas, entre otros.

Recuerdan que debido al aumento del uso del carbón como fuente de energía ante la falta de disponibilidad del gas ruso se superó en 40 millones de toneladas el objetivo fijado de emisión de CO2 y agregan que las estimaciones para 2023 parten de 38 millones de toneladas.

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