A medida que empiezan las vacaciones de verano, muchas personas pasan parte de su tiempo libre conectados, ya sea a través del móvil, de una tablet u ordenador. Y entre sus principales actividades está especialmente ver vídeos. Pero probablemente no son conscientes de que el streaming de vídeos online emite tanto CO2 como España, es decir más de 300 Mt al año.
Esto se debe principalmente a que el vídeo online representa actualmente un asombroso 60% de los flujos de datos globales, es el principal uso de herramientas digitales en todo el mundo y, por lo tanto, el principal factor de las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector digital, cuyo consumo global de energía crece un 9% al año.
Este es el hallazgo clave de un nuevo informe del grupo de expertos francés The Shift Project, "The Unsustainable Use of Online Video", que cuantifica el impacto del vídeo on line (VoD, "tubes", pornografía y otros como medios sociales) en el medio ambiente, basándose en datos de estudios anteriores realizados por Cisco y Sandvine, y describe las opciones para reducir este impacto.
"Si queremos tomarnos en serio la transición energética, debemos tener en cuenta el creciente impacto del sector digital. Este análisis muestra que es posible", asegura Matthieu Auzanneau, director ejecutivo de The Shift Project.
El Shift Project también ha desarrollado herramientas para concienciar y ayudar a la gente a adoptar mejores hábitos digitales a nivel individual: por ejemplo, un vídeo explicativo (arriba del artículo), así como una guía hacia las mejores prácticas, y una aplicación de Firefox que permite a cualquiera medir el impacto de su navegación por Internet en términos de emisiones de gases de efecto invernadero.
El informe subraya que la evolución actual del sector digital y del peso de los vídeos en línea no es coherente con el Acuerdo de París ni con el objetivo de reducir las emisiones globales. Pide "sobriedad digital", así como un debate social sobre la utilidad de algunos contenidos online (señalando especialmente el hecho de que el 27% del tráfico de vídeo es pornográfico) y tecnologías como el 8K, "cuya necesidad es cuestionable".
Según The Shift Project, "los diseños adictivos (autoplay, vídeos incrustados, etc.) son incompatibles con la sobriedad digital", y "ni la autorregulación de las plataformas de emisión ni las decisiones voluntarias de los usuarios serán suficientes", por lo que es necesaria una regulación. Esta regulación debería tener lugar tanto a nivel nacional como internacional - "un tema excelente para la UE", dicen los autores- y debería basarse en procedimientos precisos a nivel individual y colectivo.
En conjunto, el sector digital es actualmente responsable del 4% de las emisiones mundiales, que ya es tan importante como la aviación civil. Si no se controla, esta cifra podría duplicarse a partir de 2025, para alcanzar la misma proporción de emisiones globales que los turismos de hoy en día.
Josep
13/07/2019