Un grupo de ingenieros neozelandeses han creado esta particular bicicleta que, inspirada en el famoso_ Segway_, es propulsada únicamente por electricidad, tiene unas dimensiones reducidas y además se puede plegar en apenas 15 segundos.
Desde que nació hace ya cinco años, la YikeBike no ha dejado de evolucionar y de acercarse cada vez más a un público más generalista. La primera versión que salió al mercado, con una estructura formada por fibra de carbono, tenía –y tiene actualmente– un coste de 3.000 euros. La nueva variante nacida en 2011, bajo el nombre de Fusion, sacrificaba ligeramente su peso (11,2 kg frente a 14 kg de la Fusion) y sus materiales (pasando a ser de aluminio), para venderse a un precio de unos 1.500 euros.
A día de hoy, la YikeBike ofrece una autonomía eléctrica de 15 kilómetros, que puede incrementarse a 28 km o bien 42 km, dependiendo de si instalamos diferentes packs de baterías adicionales, y es capaz de alcanzar una velocidad máxima de 23 km/h. La electricidad se almacena en unas baterías de litio, que pueden ser recargadas en una toma de enchufe convencional en unas cuatro horas, o bien en una hora y media con un cargador rápido.
Sus reducidas dimensiones, con una rueda de 50,8 cm de diámetro delante y otra de 20,3 cm detrás, le han llevado a entrar en el Libro Guinness de los Records como la bicicleta eléctrica más compacta del mundo, así como a ser clasificada como uno de los 50 mejores inventos de la revista Time en 2009.
Para saber como funciona la YikeBike, lo mejor sería subirse a ella y comprobar si la sensación de seguridad que prometen sus inventores es real –en España ya está disponible–. De hecho, cuenta con diferentes elementos de seguridad, como un sistema de frenos antibloqueo (la primera bicicleta eléctrica en incorporarlo).
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