Alemania insta a China a realizar un movimiento serio para detener el conflicto arancelario

Esto no ha hecho más que empezar. Y es que las reacciones a la decisión de la Comisión Europea de establecer unos aranceles máximos del 38,1% a los vehículos eléctricos fabricados en China, han empezado a darse en cascada. El mismo día del anuncio, el Gobierno chino mostró su malestar con la decisión amenazando con tomar represalias en el asunto e incluso anunciando que aumentaría los aranceles a las exportaciones hasta el 25% (actualmente están en el 15%). Países como Suecia tampoco se mostraron conformes mientras que en lo que a fabricantes se refiere, BMW, Mercedes-Benz, Volkswagen e incluso la propia Stellantis se posicionaron del lado crítico hacia la decisión europea.

Sin embargo, la voz cantante de estas protestas ha sido llevada a cabo por Alemania. El propio vicecanciller,  Robert Habeck, lo calificó inmediatamente como un estancamiento comercial para ahora dar el siguiente paso. Y es que es de sobra conocido el peso que tiene dicho país en la toma de decisiones, más cuando es la mayor economía de todo el Viejo Continente. Por eso, el gobierno del Canciller Olaf Scholz está presionando para obtener una “solución amistosa”. Tanto es así, que está empezando a demandar a China que realice un movimiento serio y espera que las conversaciones en las próximas semanas puedan evitar una escalada del conflicto comercial que está a punto de comenzar. De hecho, según el calendario del propio Habeck se contempla un viaje oficial a China para la semana que viene, donde está previsto que se trate el asunto de los aranceles con los funcionarios chinos.

Europeos afectados

Hay que recordar que la imposición de estas tasas arancelarias no solo afectaría a fabricantes del porte de BYD, SAIC o Geely, sino que también perjudicaría a fabricantes occidentales que tienen allí localizadas sus fábricas. En este caso hablamos de marcas como Tesla, BMW, Volvo, Dacia y CUPRA entre otros. La californiana, que podría recibir un tipo de derecho calculado individualmente, fabrica en Shanghái el Model 3, que ya ha anunciado que podría subir su precio a partir del 1 de julio, mientras que BMW no solo produce el iX3 (prueba), sino también los nuevos Mini eléctricos, entre los que está el nuevo Aceman. En cuanto a Volvo, esta decisión podría perjudicar las de excelentes ventas del EX30 (contacto), que en estos dos primeros meses de vida ya está rozando el cuarto puesto de las matriculaciones eléctricas. No obstante, Volvo ya ha proyectado que parte de su producción se destine a la fábrica de Gante, en Bélgica.

Por último, Dacia exporta el Spring (prueba) que perdería esa vitola de ser uno de los eléctricos más económicos del mercado. En el caso de la firma española, CUPRA, es igual de preocupante ya que el Tavascan (contacto) se produce íntegramente allí, a diferencia de lo que ocurre con sus primos gemelos, el Skoda Enyaq (prueba del SUV y del Coupé) y el Volkswagen ID.5 (prueba del GTX). Con todo, las estimaciones de algunos economistas aseguran que el efecto inmediato de los aranceles adicionales sería muy pequeño en términos económicos. La UE importó alrededor de 440.000 vehículos eléctricos de China en los 12 meses que llegaron a tener en abril un valor de 9.000 millones de euros (9.700 millones de dólares), o alrededor del 4 por ciento del gasto de los hogares en vehículos. El Instituto Kiel para la Economía Mundial ha pronosticado que un arancel del 20%, reduciría las importaciones de vehículos eléctricos chinos en un 25%, compensado en gran medida por una mayor producción en Europa, aunque los fabricantes de automóviles europeos no necesariamente cubrirían el hueco.