No te descubrimos nada nuevo si te decimos que en muy pocos años, los fabricantes chinos de automóviles han dejado de ser meros aspirantes a convertirse en protagonistas indiscutibles del segmento de coches eléctricos asequibles. Hoy, China representa el 27% de las ventas globales de turismos, y algunas de sus marcas como MG, BYD, Omoda o Jaecoo ya son habituales en las calles europeas. Solo en junio, unas 19.000 unidades de marcas chinas se matricularon en el Reino Unido, mientras que en España se superaron las 10.000 unidades en julio, cifras que evidencian el éxito de su fórmula: modelos pequeños, tecnología competitiva y precios que los europeos ni se molestan en igualar.
Lo más llamativo es el abandono (más o menos disimulado) de las tradicionales marcas europeas en el segmento de eléctricos asequibles. Firmas como Volkswagen, Stellantis o Renault retiraron sus fichas de los modelos compactos y pequeños, centrándose en SUV y berlinas ‘premium’ donde los márgenes y la imagen pesan más que el volumen de ventas. ¿La razón? Según el estudio divulgado por la FIA Foundation, los chinos han perfeccionado la producción de estos modelos; dominan la cadena de baterías, la eficiencia en fábrica y los costes tecnológicos, convirtiéndose en los exportadores netos más importantes del mundo en apenas cinco años.
Actualmente, hay más de 130 modelos eléctricos a la venta en Reino Unido y 33 de ellos cuestan menos de 30.000 libras (unos 35.000 euros), una oferta dominada por fabricantes orientales. Además, muchos consumidores británicos ya están empezando a mirar con buenos ojos estos coches, valorando desde su tamaño urbano hasta la garantía de un equipamiento tecnológico al nivel de sus rivales occidentales, pero sin el sobreprecio.
El futuro: ¿David contra Goliat o cambio de ciclo?
Uno de los puntos clave señalados por el informe es el potencial revulsivo de esta nueva ola de modelos compactos y accesibles. Si los chinos consiguen mantener la calidad y el precio, el amor británico (y europeo) por los coches tipo Fiesta o Polo podría resurgir rápidamente, ganando aún más terreno frente a SUV desproporcionados y costosos. Las ayudas públicas de los gobiernos también juegan un papel importante: además del Plan Moves español, en el Reino Unido hay incentivos de hasta 3.750 libras (4.000 euros) para la compra de eléctricos, y la infraestructura de recarga pública no deja de expandirse, con más de 100.000 nuevos puntos previstos a corto plazo.
¿Estamos ante el fin de la hegemonía alemana y francesa en la calle urbana? Todo indica que Europa se enfrenta a un dilema: seguir escalando en tamaño y gama, o bajar de nuevo al ruedo de los coches asequibles y pelear, aunque sea corriendo el riesgo de perder en eficiencia y costes frente a China. Por el momento, las grandes prefieren evitar la batalla directamente aunque la realidad es que muchas de ellas ya tienen preparados modelos de escuetas dimensiones, como es el caso del próximo Renault Twingo o del Volkswagen ID.2. El problema surge a la hora de haber marcado los tiempos porque el público parece que empieza a responder a esta oferta china y cuando los demás entren en la batalla quizá sea demasiado tarde.
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