El Gobierno alemán ha puesto en marcha la planificación de un desmantelamiento gradual de la red de distribución de gas del país con el fin de organizar una transición suave hacia una calefacción climáticamente neutra para consumidores y operadores.
Las redes de suministro de gas natural existentes dejarán de ser necesarias en su forma y alcance actuales una vez que el país se acerque a su objetivo de alcanzar la neutralidad climática en 2045, según afirma el Ministerio de Economía en un libro verde.
"Es crucial que durante la fase de transformación se garantice un suministro de energía continuo y asequible para los consumidores finales", y que los hogares y las empresas no tengan que hacer frente a un fuerte aumento de las tarifas de red a medida que disminuye el número de usuarios de gas. "Si se cierran las redes de gas natural, los clientes conectados deben disponer de tiempo suficiente para cambiar de suministro energético", afirma el documento sin especificar plazos.
Reto
El documento afirma que será un reto conciliar los objetivos climáticos, la seguridad del suministro y la eficiencia económica durante la retirada progresiva del gas natural. "En el marco de esta transformación, las redes de distribución de gas deberán seguir funcionando de forma segura", afirma el documento, añadiendo que "con toda probabilidad serán necesarias en mucha menor medida que en la actualidad".
También habrá que proteger a los operadores de las redes de pérdidas financieras si se ven obligados a seguir explotando las redes de gas, señala el documento.
El año pasado, el grupo de reflexión sobre energía y clima Agora Energiewende afirmó que la red de gasoductos quedaría obsoleta con la transición a fuentes de energía neutras para el clima, y que el país necesitaba garantizar una retirada ordenada de su red de distribución de gas para evitar enormes costes a los consumidores y miles de millones de euros en activos bloqueados para los operadores. "Con el objetivo de la neutralidad climática para 2045, es previsible que más del 90% de las redes de distribución de gas existentes dejen de tener utilidad", afirma Agora.
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