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APAC avanza en la captura y almacenamiento transfronterizos de carbono, fomentando el crecimiento de la cadena de valor

La región atraerá 15.000 millones de dólares de inversión previstas en captura y almacenamiento de carbono, según Rystad Energy.

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La región de Asia-Pacífico (APAC) se está convirtiendo rápidamente en un actor clave en el sector de la captura y almacenamiento de carbono (CAC). Los países asiáticos están intensificando sus esfuerzos de descarbonización, a pesar de los retos a los que se enfrentan algunos países de la región, como las condiciones geológicas inadecuadas para la captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS).

La investigación de Rystad Energy destaca a Australia, Malasia e Indonesia como centros emergentes en la región APAC, impulsados por el potencial de almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) en sus yacimientos agotados de petróleo y gas y por una normativa medioambiental más estricta, a pesar de las recientes mejoras y actualizaciones de las políticas. El creciente reconocimiento del potencial de estos yacimientos, combinado con la urgencia de reducir las emisiones, que estimula la demanda de almacenamiento de CO2, posicionan a la región para atraer una parte sustancial de los hasta 15.000 millones de dólares de inversión prevista en CCUS en toda APAC, que se espera para la próxima década.

El sudeste asiático emerge como un prometedor contendiente en la región, ofreciendo algunas de las opciones de almacenamiento de CO2 más rentables de toda la región APAC. Este atractivo ha impulsado a países como Japón y Corea del Sur, ávidos de soluciones transfronterizas, a forjar alianzas con homólogos como empresas de Asia Oriental, así como con actores del Sudeste Asiático y Australia. Entre ellas destacan Petronas (Malasia), Pertamina (Indonesia) y empresas australianas como Santos y Woodside Energy. Esta creciente colaboración regional se ve impulsada por la elevada densidad de población y las limitadas infraestructuras nacionales de algunos países asiáticos, que les obligan a explorar soluciones de almacenamiento más allá de sus fronteras.

En Australia, Malasia e Indonesia ya se está dando impulso a las políticas encaminadas a colmar las lagunas normativas y allanar el camino para que se conviertan en centros clave de almacenamiento de CO2 en la región. La disponibilidad de yacimientos de petróleo y gas agotados, combinada con una amplia capacidad de almacenamiento, la viabilidad de las infraestructuras y una normativa favorable, incentivan aún más las iniciativas de almacenamiento de CO2 en estos países.

“La carrera por el liderazgo en la mitigación del CO2 en APAC está en marcha. Los responsables políticos están tomando medidas para colmar las lagunas normativas a fin de desbloquear totalmente la cadena de valor de la CAC y crear un entorno favorable a la inversión mediante incentivos a los proyectos. En última instancia, ganará la región con las soluciones más rentables y un camino claro para el almacenamiento de CO2. También será vital una fuerte acción gubernamental, que abarque la financiación y el establecimiento de un marco normalizado para la CAC”, dijo Sohini Chatterjee, analista senior de Rystad Energy.

Pasando de la CAC al CCUS, el año pasado se batieron récords en APAC, ya que la región incorporó más proyectos nuevos que en ningún otro año anterior. Estas iniciativas representaron más de la mitad (51%) de la capacidad total de captura de CO2 de la región, superando la capacidad acumulada de todos los años anteriores. El aumento de la capacidad se debió sobre todo a los anuncios de Australia, Asia Oriental y el Sudeste Asiático, impulsados por políticas y normativas destinadas a fomentar la captura y almacenamiento transfronterizos de CO2 en toda la región.

Asia Oriental encabezó el recuento de proyectos de CCUS, con China, Corea del Sur y Japón a la cabeza. Sin embargo, el enfoque del CCUS difiere notablemente entre estos países. China da prioridad al desarrollo de proyectos nacionales, aprovechando sus abundantes yacimientos subterráneos para el almacenamiento permanente o la recuperación mejorada de petróleo (EOR), tanto en tierra como mar adentro. En cambio, Corea del Sur y Japón se centran en proyectos transfronterizos con almacenamiento permanente, además de sus iniciativas nacionales.

El centro de CAC de Cambay (India), de Synergia Energy, supone un avance significativo para el sur de Asia. Este proyecto pretende capturar y almacenar las emisiones de CO2 de las centrales de carbón y turbinas de gas de ciclo combinado (TGCC) cercanas en el yacimiento de Cambay, en Gujarat. Con una capacidad prevista de 46 millones de toneladas anuales (tpa), tiene potencial para convertirse en el mayor proyecto central de la región Asia-Pacífico. Sin embargo, alcanzar este objetivo será un reto debido al limitado apoyo gubernamental a las iniciativas de CAC y a la falta de conocimientos técnicos para superar la fase de investigación y desarrollo (I+D) en India.

La colaboración entre Japón y Australia, aunque limitada a 10 proyectos identificados en el análisis del año pasado, tiene una importancia significativa para la región. Ejemplo de ello son los acuerdos forjados entre Santos y entidades japonesas, como JX Nippon Oil & Gas y Eneos, con el objetivo de importar hasta 20 millones de tpa en 2040. Para subrayar aún más la importancia de Australia para el avance del almacenamiento de CO2 en la región, también es evidente el atractivo de Australia Occidental para los esfuerzos transnacionales de CAC. Las colaboraciones entre empresas japonesas y actores australianos, como Woodside Energy y DeepC Store, están explorando la posible captura, almacenamiento y transporte de CO2 desde Japón para su inyección y almacenamiento frente a las costas de Australia Occidental.

El compromiso de Australia con la reducción del carbono es evidente a través de incentivos como las Unidades Australianas de Créditos de Carbono (ACCU) y diversas iniciativas de financiación que apoyan los proyectos de CAC. A diferencia de sus homólogos asiáticos, Australia cuenta con una exhaustiva normativa sobre almacenamiento de CO2 que abarca las aguas federales de la Commonwealth, y a nivel provincial en estados como Queensland y Victoria. El amplio potencial de almacenamiento de CO2 de Australia está respaldado por una estricta normativa de permisos, que garantiza una gestión responsable de los proyectos de CAC.

Australia logró un hito importante para el almacenamiento de CO2 el año pasado al ratificar el Protocolo de Londres, pero el proyecto de ley incluye una limitación clave. Sólo permite la exportación de CO2, no su importación. Esto significa que los proyectos de almacenamiento de CO2 seguirían necesitando permisos y aprobaciones en virtud de normativas estatales o territoriales independientes, lo que supone un obstáculo innecesario que socava en parte los avances.

El Protocolo de Londres, por ejemplo, muestra que en Australia persisten lagunas en la normativa, lo que obstaculiza las vías transfronterizas de CAC. Aunque existe apoyo financiero, no llega a cubrir los costes de los proyectos, ya que la financiación gubernamental actual oscila entre los 10 y los 30 millones de dólares. Además, la distancia que separa al continente de los principales emisores de Asia Oriental puede elevar los costes de transporte, lo que supone un reto frente a competidores regionales como Malasia e Indonesia. El tiempo dirá si Australia, Malasia o Indonesia son finalmente capaces de liderar la región en CAC transfronteriza, o si surgen otros actores clave en la región.

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