Bugatti hace historia con el Tourbillon

Los tentáculos dela electrificación han llegado a cualquier rincón del sector del automóvil. Y es que ya nos hemos acostumbrado a ver un Ferrari, un Lamborghini, un Bentley o un Maserati electrificados (algunos de ellos incluso 100% cero emisiones), y hasta el Porsche 911 ha sucumbido a esta moda pero lo que seguramente muchos no se esperaban es que Bugatti también cogiera el mismo tren. Y ojo porque al hacerlo ha conseguido “pasarse el juego” como se diría coloquialmente.

No solo porque el Tourbillon sea el dignísimo sucesor del Chiron (y a su vez del Veyron), ni siquiera porque eleve el rendimiento hasta cotas excepcionales, sino porque será el primer híbrido enchufable de la historia de la marca. Sí, has leído bien, al igual que los fabricantes descritos anteriormente, el nuevo hypercar de la firma gala entra de lleno en el  mundo de los kilovatios.

Nueva era mecánica

Si bien ahora entraremos en una estética imponente, no hay duda de que lo más representativo de este Tourbillon 2024 es el motor. Porque Bugatti deja atrás el afamado W16 sobrealimentado por cuatro turbos para dar paso a un V16 con los cilindros colocados a 90º que tiene una cilindrada de 8,3 litros y es, además atmosférico. Un bloque, desarrollado en colaboración con Cosworth, que por sí mismo ya es capaz de desarrollar 1.000 CV de potencia cuando gira a 9.000 rpm, sumando además un par en 900 Nm.

Junto a él Bugatti ha colocado nada menos que 3 motores eléctricos, dos de los cuales se sitúan en el eje delantero y el tercero en el trasero, que se alimentan de una batería de 25 kWh de capacidad colocada justo en el centro del chasis para mantener el perfecto reparto de pesos. Además, gracias a la capacidad de sus celdas, la autonomía en cero emisiones podría ser de 60 kilómetros según Bugatti lo que en nuestro mercado le dotaría de la etiqueta CERO de la DGT, pudiendo además cargarse en poco tiempo gracias a su arquitectura de 800 voltios.

Una terna que genera otros 800 CV lo que sumado al de combustión da como resultado la nada despreciable cifra de 1.800 CV con los que conseguir unas prestaciones de auténtico escándalo. Porque el Tourbillón no solo necesita 2 segundos para pasar de 0 a 100 km/h, sino que para llegar a 200 km/h tarda 5 segundos, a 300 km/h, 9 segundos y para conseguir los 400 km/h, menos de 25 segundos, siempre y cuando desbloquees la configuración mediante la segunda llave que aumenta la punta hasta los 444 km/h (sin ella conectada se queda en 380 km/h.

Un diseño impresionante

En el apartado estético, este Tourbillon no pasaría desapercibido en cualquier competición de motorsport del planeta. Sigue la línea impuesta por sus predecesores, con un morro afilado, una zona trasera ensanchadísima, multitud de apéndices aerodinámicos y unas puertas que se abren hacia arriba. Lógicamente, se abusa de elementos livianos como la fibra de carbono para que así su peso sea similar al del Chiron saliente pese a incluir el entramado eléctrico. Otro detalle de diseño que llama la atención es su difusor posterior que combinado con la forma de las luces traseras le aporta un elevado nivel de agresividad.

No menos sorprendente es el interior, donde además de emplear materiales livianos como el aluminio, combinando perfectamente con el tono azul de asientos, puertas y salpicadero, el elemento que nos ha dejado sin palabras ha sido el cuadro de instrumentos. Y es que junto con el motor la parte más compleja de este coche porque en una era digital como la actual, destaca su apariencia analógica, similar a la de un reloj de alto standing, con sus engranajes a la vista. De hecho, ha sido diseñado por los maestros relojeros de Switch dando como resultado una auténtica obra de arte.

Solo para afortunados

Como suele ocurrir con este tipo de coches, tras ponerte la miel en los labios llega el momento de la verdad. Aquel en el que no solo los más pudientes y acaudalados del planeta serán los únicos en poder acceder a él, sino también los más rápidos. Y es que Bugatti ha confirmado que la tirada inicial de este Tourbillon 2024 estará limitada a 250 unidades para todo el mundo, cada una de las cuales partirá, ojo, de los 3,8 millones de euros. Estamos convencidos de que al menos una de ellas ya tiene (o tendrá) dueño y ese no será otro que Cristiano Ronaldo, uno de los clientes más fieles a la firma francesa. Eso sí, para lucirlo tendrá que esperar al menos hasta el 2026.