Renault Emblème, el coche con menor huella de carbono de la historia
Todavía en fase experimental, este prototipo consigue reducir en un 90% las emisiones en todo el ciclo de vida frente a un modelo de producción de gasolina y en casi cinco veces versus un eléctrico actual. Nosotros lo hemos conocido de primera mano
El sector del automóvil lleva años experimentando un cambio total y absoluto no solo por la aparición del vehículo eléctrico como alternativa real a los tradicionales motores de combustión, sino por la manera en la que se están construyendo, con un enfoque mucho más sostenible que antaño, buscando además la manera de ser no solo más eficiente sino también de poder recuperar el máximo número de componentes una vez finalice su ciclo de vida. Y es que ningún componente de la descarbonización debe tratarse de forma aislada, al menos así lo llevan viendo varios años en Renault.
Tras el Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático, el grupo francés adaptó su estrategia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2e) de sus actividades y contribuir a limitar el calentamiento global muy por debajo de los 2°C. El objetivo marcado de cara a 2025 es lograr las cero emisiones netas a nivel mundial para 2050, persiguiendo la neutralidad de carbono, con un objetivo intermedio para alcanzar esta ambición para las actividades en Europa para 2040.
La aerodinámica ha sido uno de las zonas más trabajada. Renault
Así, ya en 2022 puso sobre la mesa su primera carta: el Scenic Vision que demostró que se podía fabricar un coche familiar, habitable, confortable y de alta tecnología al tiempo que lograba un nivel de descarbonización sin precedentes. Un modelo que hoy tiene su continuación en el Renault Emblème que en El Periódico de la Energía hemos podido conocer en vivo y cuyo principal mantra no solo es que se adelanta 10 años a su producción, sino que gracias a ello consigue emite un 90% menos de gases de efecto invernadero durante todo su ciclo de vida en comparación con la referencia de 2019.
Laboratorio rodante
Desarrollado por Ampere, la entidad del Grupo dedicada a los vehículos eléctricos inteligentes, la clave para conseguir ese valor tan bajo es una reducción del 70% de la huella de carbono en la producción de componentes, la integración de un 50% de materiales reciclados y el hecho de que casi todos los materiales utilizados sean reciclables al final de su vida útil. Al mismo tiempo, los ingenieros y diseñadores también ha trabajado de manera conjunta para encontrar las mejores soluciones aerodinámicas y de eficiencia energética. El resultado no solo es un elegante shooting brake de 4,80 metros de largo que cuida tanto sus detalles de diseño como su interior tecnológico, sino también su mencionada huella de carbono.
Porque según la metodología empleada por Renault en su desarrollo, este Emblème solo cifra 5 toneladas de CO2 desde la cuna hasta la tumba, un valor cinco veces inferior a la que propone un Mégane E-TECH actual (prueba), con 25 toneladas, y que llega a ser un 90% menor comparado con un Captur TCe de gasolina de 90 CV de 2019. La estrategia de descarbonización de Renault Group tiene en cuenta todo el ciclo de vida del vehículo, tomando como base de cálculo los consumos reales de sus vehículos a lo largo de 200.000 km y 15 años, mientras que las emisiones en toneladas de CO2e por vehículo se calculan utilizando una metodología probada que integra cada paso, desde el suministro de materias primas y piezas, hasta la fabricación del vehículo pasando por el uso (cuando el coche circula) y el reciclaje.
La unión hace la eficiencia
Para conseguir esas 5 toneladas de CO2e el Renault Emblème es el resultado de un enfoque de ecodiseño ultraeficiente aplicado por Ampere en todos sus elementos y partes: desde el diseño de su silueta hasta el proceso de producción de los materiales interiores y la elección técnica de su grupo motopropulsor. Con un peso limitado a 1.800 kilos, que si bien puede parecer excesivo ha sido un desafío, toda la composición del vehículo ha sido escrupulosamente definida a través de un extricto pliego de condiciones para conseguir esa reducción del 70% de la huella de carbono, poniendo especial énfasis en ciertas áreas para las que ha contado con la colaboración de empresas especializadas en la materia.
Entre algunos de los más destacados están los tiradores de las puertas táctiles desarrollados por Akwel, los aceros ArcelorMittal XCarb procedentes de fuentes recicladas y renovables, los aislantes térmicos y acústicos de Autoneum fabricadas a partir de fibras de poliéster monomaterial; el aluminio primario de las puertas, producido por electrólisis utilizando electricidad baja en carbono, combinado con aluminio reciclado, procedente de la economía circular; el interior elaborado con materias primas naturales como la piña o el lino que son capaces, además, de almacenar el CO, mientras que los asientos han sido realizados en poliéster haciendo innecesario además el uso de colorantes; los faros con lentes Fresnel de Hella que requieren un 80% menos de material; o los neumáticos Michelin Primacy con una menor resistencia a la rodadura montados sobre llantas de 22 pulgadas hechas en aluminio que presentan un peso de 16 kg.
El interior es una oda a la sostenibilidad. Renault
El sistema de propulsión también ha sido intensamente revisado pues desde el depósito de hidrógeno realizado en fibra de carbono hasta la batería diseñada por Verkor que reduce en un 72% las emisiones frente a las actuales, pasando por la tecnología SiC de STMicroelectronics para el inversor de tracción, que convierte la energía de la batería del vehículo eléctrico en energía para impulsar el motor, siendo más robusta que el silicio y más respetuosa, pues reduce las pérdidas de energía, gestiona mayores niveles de potencia y voltaje, y ofrece un mejor rendimiento energético y térmico.
Así es el Renault Emblème
Pese a este compendio de tecnologías, para Renault no era de recibo presentarlo en un modelo que no fuera atractivo. En el caso del Emblème se ha buscado combinar una de las siluetas de moda, como es la coupé, con la habitabilidad de un familiar. No en vano, en sus 4,80 metros de largo, el Emblème propone un maletero trasero de 556 litros y uno delantero de 74 litros, al que se suma una segunda fila de asientos confortable y pensada para tres adultos. Para recordar su beneficioso impacto medioambiental, el interior está repleto de frases motivacionales al tiempo que la digitalización no podía faltar, cobrando forma a través de la pantalla curva panorámica openR de 1,2 metros de largo, con una diagonal de 48 pulgadas y resolución 8K que cruza de lado a lado el salpicadero y cuyo manejo se realiza a través de otro monitor más pequeño situado en la consola central o de un pequeño display circular. La tecnología a bordo del Emblème ha contribuido a la reducción del número de componentes, por ejemplo mediante mandos digitales y de voz.
Todas las zonas han sido elaboradas para reducir su impacto medioambiental en un 70%.Renault
En cuanto al sistema propulsor, aunque Renault lleva apostando por la electrificación total de su gama, es consciente de que la brecha entre esta tecnología y los motores de combustión es todavía considerable en términos de autonomía y tiempo de viaje. De ahí que los ingenieros hayan optado, de nuevo, por involucrar al hidrógeno como ‘combustible’ ya que su almacenamiento y producción están controlados al tiempo que los procesos de repostaje son casi igual de rápidos. Así es como este sistema podría definirse como un híbrido eléctrico de hidrógeno.
La plaza central está pensada para ofrecer el máximo confort. Renault
Para el día a día, el Emblème puede funcionar como un eléctrico clásico, cuya batería NMC de 40 kWh se puede cargar bien mediante la frenada regenerativa, a través de las placas solares colocadas en el techo o, claro, desde una toma de recarga. La autonomía de “varios cientos de kilómetros” (sin llegar a concretar cuántos) es más que suficiente para los desplazamientos del día a día, aseguran. En el caso de tener que afrontar un viaje más largo, el sistema prioriza el uso de la pila de combustible PEMFC de 30 kW para reducir los tiempos de recarga gracias al hidrógeno almacenado en un depósito de 2,8 kg de capacidad situado bajo el capó. Sin emisiones de CO2 en el escape (emite vapor de agua), puede recorrer hasta 1.000 km en un tiempo equivalente al de un vehículo térmico ya que con dos repostajes, completados en menos de cinco minutos, puede moverse durante 700 kilómetros.
Este Renault es el futuro hecho presente. Renault
De hecho, la marca estipula que en un hipotético viaje entre París y Marsella, el 75% de la electricidad consumida por el vehículo se produciría por la pila de combustible, sin emitir más que agua, mientras que un planificador de rutas integrado en el sistema multimedia calcula también la parte de potencia que asumirá la pila de combustible, para optimizar el uso de la batería o incluso preservar su carga. El trabajo aerodinámico también cobra especial importancia pues el Cx de 0.25 que consigue es gracias a tecnologías heredadas de la Fórmula 1 como el fondo plano u otras ya aplicadas como los retrovisores digitales, con lentes integradas en el paso de rueda. Por cierto y aunque parezca menos relevante, la potencia final generada por el sistema es de 160 kW, es decir, unos 220 CV por lo que las prestaciones también están aseguradas.
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