El gigante gasístico ruso Gazprom, que ya no figura entre las cien primeras compañías rusas en beneficios, ha anunciado que estudiará el cierre de sus oficinas en Bruselas y Tokio.
El consejo de dirección del consorcio estatal abordará dicho asunto en una reunión que tendrá lugar el 28 de enero, señala el comunicado.
La oficina en la capital belga fue abierta en 2013 en medio de la investigación comunitaria contra las actividades monopolísticas de Gazprom.
La guerra en Ucrania llevó a muchos países europeos a suspender sus importaciones de Gazprom, revés al que se sumó el pasado 1 de enero la decisión de Ucrania de suspender el tránsito de gas ruso.
En el caso de Japón, el segundo consumidor de gas licuado en el mundo tras China, la oficina se inauguró en 2014.
Según informó la revista Forbes, Gazprom baraja el despido del 40% del personal directivo de las oficinas centrales, es decir, unos 1.600 empleados.
Gazprom
En Gazprom, corporación creada en 1989, pero refundada en 1993, trabajan cerca de 500.000 personas, según los últimos datos oficiales.
El consorcio se basa en el ejemplo de la agencia atómica rusa Rosatom, cuyo aparato directivo incluye a 1.236 personas, mientras que el número de trabajadores supera los 350.000.
Según informaba Forbes hace unos meses, Gazprom sufrió pérdidas récord en 2023 debido a las sanciones occidentales, que también golpearon recientemente a GazpromNeft.
Como alternativa a las sanciones, Gazprom espera exportar en los próximos años a China hasta 100.000 millones de metros cúbicos anuales y crear un centro de distribución de gas en Turquía.
Alexéi Miller, estrecho aliado del presidente, Vladímir Putin, dirige desde 2001 el consorcio, cuya falta de transparencia ha sido muy criticada en Occidente, donde la consideran una herramienta de influencia geopolítica del Kremlin.
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