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Con motivo del Día Internacional contra el Cambio Climático quiero abordar cómo la sostenibilidad en la aviación se ha convertido en un tema crucial para la transformación de un sector estratégico como es el transporte aéreo. En concreto, la producción de Sustainable Aviation Fuel (SAF) ha emergido como una de las soluciones más prometedoras para reducir la huella ambiental.

Dos tercios de la reducción de emisiones de carbono dependerá del cumplimiento de los objetivos previstos por la patronal de la aviación (IATA). Este organismo ha aprobado recientemente una resolución que tiene como objetivo conseguir cero emisiones netas de CO2 en 2050.

Teniendo en cuenta el mandato de la Unión Europea según el plan ReFuelEU Aviation, para 2030 el 6% del combustible suministrado a la aviación en los aeropuertos deberá ser SAF, llegando al 70% en 2050 ¿En qué situación nos encontramos hoy?

España: recursos agroganaderos, forestales y energías limpias

España se encuentra en una posición interesante, no solo debido a su compromiso con la transición energética, sino también por su potencial para convertirse en un líder en la producción de SAF en comparación con otros países. Debido, principalmente, a la abundancia de recursos naturales con los que contamos que pueden ser utilizados para producir SAF.

Contamos con ventajas diferenciales como son la gran variedad de recursos agroganaderos y forestales, además de ser un país con una gran implantación en los territorios de energías limpias: solar, eólica e hídrica, todas ellas imprescindibles para producir combustible sostenible.

Hay que tener en cuenta que una producción de SAF sostenible debe garantizar que la recolección de estas materias primas no compita con la producción de alimentos ni tenga un impacto negativo en los ecosistemas locales.

Imprescindible un marco regulatorio estable

En el sector nos enfrentamos a retos significativos como la carencia de un marco regulatorio nacional robusto que impulse la producción de combustibles alternativos. Es necesario un diálogo abierto entre la administración pública, el sector aéreo y el energético para establecer normativas y estándares comunes que faciliten una adopción más ágil y eficiente.

Tomemos como ejemplo los países nórdicos o bien Estados Unidos donde existen regulaciones favorables a este tipo de industria, y donde se han impulsado ecosistemas muy favorables para fomentar inversiones en el sector. Por ejemplo, los incentivos a la producción de hidrógeno verde que Estados Unidos ha impulsado durante 10 años han permitido ser un acelerador de esta tecnología y sus derivados, tomando el país un papel relevante como exportador.

Acompañado de una regulación mucho más flexible que anima a la inversión frente a un sistema más rígido y complejo de la UE antes los paquetes regulatorios que requiere el sector.

Según un reciente informe de PwC, la industria de producción de combustible sostenible requerirá en España una inversión de 22.000 millones de euros para la construcción de instalaciones. Este sector tendría un impacto de 13.000 millones de euros en el PIB español por la construcción de las plantas, a lo que se sumarían 42.000 millones de euros por la operación de las mismas.

Hay que remarcar que uno de los principales retos para el desarrollo de SAF en España son los altos costes iniciales de inversión en infraestructuras adecuadas para su almacenamiento y distribución. Este tipo de instalaciones requiere la construcción de una red de distribución eficiente en aeropuertos y otros puntos estratégicos, lo que implica contar con plantas de almacenamiento, estaciones de mezcla y sistemas de transporte especializados.

La colaboración, pieza fundamental para impulsar el desarrollo de SAF

Las alianzas estratégicas son imprescindibles de cara a compartir conocimiento y riesgos en un sector que requiere un fuerte capital inversor y que va a suponer, entre otras cosas, multiplicar varias veces el mercado actual de CO2 y reducir más de un 70% las emisiones de CO2 con respecto del queroseno fósil. Además, la concienciación en torno al uso de SAF también juega un papel importante en su adopción. En España, aunque existe un interés, es fundamental intensificar los esfuerzos de sensibilización y la necesidad de un cambio hacia prácticas más sostenibles en la aviación.

En conclusión, si bien España tiene un potencial significativo para convertirse en un jugador destacado en el campo de SAF, el país debe aprender de las experiencias de los líderes mundiales. La implementación de políticas efectivas, el fomento de la inversión, la colaboración entre sectores y la sensibilización del consumidor son aspectos cruciales que deben ser priorizados.

Solo a través de un enfoque coordinado y proactivo será posible que España se posicione en 2025 como un referente en la producción sostenible de combustibles de aviación, contribuyendo no solo a la reducción de emisiones sino también a la transición hacia una economía más verde y sostenible. Es el momento clave para aprovechar o perder la oportunidad, y estoy convencido que de que es urgente implantar medidas que permitan un desarrollo inteligente y efectivo de esta actividad en España.

David Vallejo es Director de Desarrollo de Negocio de Combustibles Sostenibles de Solarig

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