Se trata del primer imán de este tipo fabricado en Europa y formará parte del ITER, el proyecto del Reactor Termonuclear Experimental Internacional, el mayor experimento internacional en la historia de la humanidad para probar el potencial de la energía de fusión: la energía del sol y las estrellas que, cuando se replique en la Tierra, nos ayudará a disfrutar de una ilimitada energía limpia, segura y sin emisiones de gases de efecto invernadero.
El ITER utilizará 18 de estos imanes, conocidos como bobinas de campo toroidal, para confinar el plasma supercaliente que alcanzará los 150 millones de °C. ¿Cómo? Crearán una jaula magnética para mantener el plasma caliente alejado del recipiente de la máquina. Cuando sea propulsado con corriente (68.000 A), el campo magnético alcanzará hasta 11,8 teslas, unas 250.000 veces el campo magnético de la Tierra. Cada imán mide 17 x 9 m y pesa 320 toneladas, tanto como un Airbus A350. El imán europeo será la primera de las 18 bobinas de campo toroidal que se entregarán al ITER, y también será el primer componente de la UE de este tamaño que se aportará al proyecto. La UE ha financiado la fabricación de este componente de alta tecnología a través de Fusion for Energy (F4E), la organización que gestiona la contribución europea al ITER, que ha colaborado con al menos 40 empresas y más de 700 personas para producir las diez bobinas.
Los principales contratistas son SIMIC, ASG Superconductors, CNIM, Iberdrola Ingeniería y Construcción, Elytt y el consorcio ICAS.
La fabricación de los diez imanes europeos se desarrolla en varias fábricas: Turín (Italia), donde ICAS produjo el conductor; La Spezia (Italia), donde ASG Superconductors, en colaboración con Elytt Energy e Iberdrola Ingeniería y Construcción, fabrican el núcleo interno de los imanes; Tolón (Francia), donde CNIM produjo el equipo para insertar el conductor en el imán; Marghera (Italia), donde SIMIC produjo un equipo similar para insertar el conductor en el imán y además ha estado realizando pruebas en frío e insertando el imán en su caja. A mediados de marzo, la bobina viajará de Italia a Francia. Llegará en barco al puerto de Fos-sur-Mer (Marsella) y después se trasladará al emplazamiento del ITER, en Cadarache.
Gracias a la participación de la UE en el ITER, la industria europea tiene una oportunidad única de colaborar en este innovador experimento internacional con China, Japón, India, la República de Corea, Rusia y Estados Unidos. Como consecuencia, las empresas mejoran sus estándares de fabricación, emplean y forman a sus empleados y, por último, pero no por ello menos importante, adquieren experiencia industrial en un emergente mercado energético con potenciales beneficios económicos y medioambientales.
Alessandro Bonito-Oliva, responsable de la sección de imanes de F4E, explica la importancia de este importante hito para Europa: «Este logro es el resultado de 12 años de trabajo en los que han participado más de 700 personas y al menos 40 empresas. Son muchos los factores que lo han hecho posible: visión en el desarrollo de la mejor estrategia de compras e interfaces entre proveedores; competencia al definir las soluciones técnicas correctas; cooperación entre las distintas partes para abordar los problemas en la fabricación del imán más complejo hasta la fecha; y, por último, pero no por ello menos importante, pasión, perseverancia y la dedicación absoluta de un equipo de alto nivel. Sin alguno de estos elementos habría sido imposible completar este largo viaje.»
Por su parte, Marianna Ginola, directora comercial de SIMIC, señala que «la finalización de la primera bobina de campo toroidal de Europa para el ITER ha supuesto un importante hito para SIMIC. Nos ha dado la oportunidad de demostrar nuestras capacidades en la fabricación compleja. Nuestro personal ha estado trabajando incansablemente para cumplir este objetivo y sigue haciéndolo para las bobinas restantes. Estamos orgullosos de formar parte de la cadena de suministro de fabricación del ITER y de participar en su montaje final a través de otro contrato.»
Para Davide Malacalza, presidente de ASG Superconductors, «la finalización de la primera bobina de campo toroidal de Europa para el ITER es un hito significativo hacia la energía del futuro. Gracias a proyectos internacionales de investigación únicos como el ITER, nuestro conocimiento de la tecnología de imanes obtendrá resultados rentables en los sectores industrial y médico.»
También aporta su visión Philippe Lazare, consejero delegado de CNIM Industrial Systems, que dice que «para fabricar nuestra parte de componentes del ITER tuvimos que mejorar las instalaciones industriales, establecer nuevos métodos de trabajo y formar a nuevos talentos. El resultado es que nos hemos convertido en una referencia en la fabricación de grandes componentes de alta precisión en Francia.»
Por último, Aitor Echeandia, consejero delegado de Elytt, añade que los beneficios de su participación en la fabricación de los imanes ITER son evidentes. «Nuestra pyme ha adquirido más conocimientos en tecnologías superconductoras para aceleradores de fusión y partículas", y Antonio della Corte, presidente del consorcio ICAS y jefe de ENEA Superconducting Laboratory, considera que «nuestra contribución al conductor de superconducción para los imanes ITER nos permitió desarrollar nuevas ideas que nos ayudaron a mejorar nuestras tecnologías de producción para transferirlas a distintas aplicaciones.»
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