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El informe de las eléctricas europeas que ha enfadado a la Comisión Europea

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Este martes en el seno de las altas esferas europeas, Comisión y Parlamento, se ha hecho llegar un informe realizado por el lobby eléctrico Eurelectric que ha sentado a cuerno quemado en las instituciones europeas.

Un informe que las propias eléctricas han hecho público este miércoles tras su presentación en un acto ayer con el simple objetivo de tratar de corregir las opiniones en Bruselas y Estrasburgo.

Dicho informe se basa en el límite que quiere imponer la Comisión Europea en su nueva directiva de mercado que da al traste con toda aquella central eléctrica que contamina por encima de los 550 gramos de CO2 por kWh generado.

Ese límite acabaría con el carbón de toda Europa, algo que a las eléctricas no les ha gustado ni un pelo. Advierten en su informe que establecer ese límite conllevaría una excesiva inversión en centrales de gas. En total, el consumo aumentaría un 40% entre 2020 y 2040.

Eurelectric cree que las centrales de gas que se utilizan para cubrir los picos, que no actúan de base, también superarían el límite de 550 g, y se quedarían también sin los mecanismos de capacidad con los que podrían seguir adelante. Solo sobrevivirían las nuevas centrales de ciclo combinado y las que actúan ya de base.

Según cuenta el portal Euractiv, el estudio afirma que las grandes compañías eléctricas probablemente reaccionarán invirtiendo en nuevas plantas de gas natural que funcionan bajo el límite de 550 g, en lugar de renovables libres de carbono.

Así pues serían necesarias unas nuevas inversiones en gas que podrían quedarse totalmente varadas. Entre sus cálculos, creen que serían necesarios 9 GW nuevos de centrales de gas para momentos pico a partir de 2025, pero a la vez se quejan de que quedarían totalmente obsoletas cuando bajen los costes de las baterías y ya no sean necesarias con el almacenamiento.

Es decir, que en realidad no quieren construir centrales de ciclo combinado porque saben que tarde o temprano se convertirán en activos tóxicos en sus balances.

Por ello, proponen extender la vida útil de las centrales térmicas de carbón de los 40 a los 60 años. Según Eurelectric, esta medida evitaría un escenario de bloqueo en las nuevas centrales de gas y que con unos nuevos mecanismos de capacidad sería suficiente para las térmicas de carbón.

Alto precio para el consumidor

Aparte de preferir seguir quemando carbón a invertir en nuevas plantas de gas, las compañías eléctricas meten el miedo en el cuerpo del Parlamento y Comisión Europea al asegurar que el escenario del límite de los 550 g CO2/kWh tendrá un coste para el consumidor final altísimo: 108.000 millones de euros entre 2020 y 2040.

Según Eurelectric, el coste de la energía aumentaría en 73.000 millones de euros en ese periodo y los ingresos del mercado de la capacidad de las nuevas plantas en al menos otros 35.000 millones de euros. Además, 20.000 millones de euros de inversiones en nuevas centrales térmicas podrían quedar varados, asegura.

En general, estos costes adicionales "obstaculizarán la competitividad de la electricidad y retrasarán la electrificación" de las economías europeas.

Además, las eléctricas creen que este escenario generará problemas de seguridad de suministro.

Pero no todo el mundo está de acuerdo con el planteamiento de las eléctricas. Por ejemplo, el CEO de la patronal europea de energía solar, SolarPower Europe, insiste en que "la adopción de un criterio de 550g CO2 / kWh acelerará el despliegue de la generación de energía renovable".

Pero las mayores quejas han llegado desde las instituciones europeas. Según cuenta Euractiv, Florian Ermacora, jefe de la unidad interna de la Comisión para el mercado de la energía, se mostró bastante despreciativo cuando se le preguntó sobre el estudio de Eurelectric, diciendo que el grupo habría gastado mejor su dinero financiando investigaciones sobre energías renovables y acceso al mercado.

Por su parte, el eurodiputado verde Claude Turmes afirma que la metodología utilizada para llegar a la cifra de un aumento del consumo de gas del 40% para 2040 era defectuosa, ya que asume que toda la capacidad de carbón sería reemplazada por gas natural y que otros sectores no reducirían su consumo. Turmes agregó que el estudio basó sus conclusiones en un escenario en el que todos los Estados miembros tendrían mecanismos de capacidad a nivel de mercado, algo que solo sucede en un puñado de países.

También advirtió que los temores sobre la seguridad del suministro de energía se estaban inflando en el estudio, que no tuvo en cuenta la diversificación de los esfuerzos de suministro, las mejoras de infraestructura como la capacidad de flujo inverso y la caída de los costos de las tecnologías renovables.

"El estudio es un esfuerzo contundente y sinvergüenza para empujar al legislador de la UE con hechos falsos y supuestos distorsionados", dijo el parlamentario luxemburgués a Euractiv.

Ahora la patata caliente se encuentra en el tejado del Parlamento Europeo. Las presiones están ahí para establecer el límite de 550 g. No solo procedentes de las el´ctricas también de otros estados como Alemania o Polonia que generan buena parte de su electricidad con carbón.

Está previsto que el Paquete de Energía esté aprobado en el Parlamento Europeo a finales de año, pero lo más seguro es que no llguen a diciembre ya que los diputados que dirigen la comisión se han encontrado con más de 2.000 enmiendas y propuestas de modificaciones que alargarán el proceso.

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