El sabotaje al gaseoducto Nord Stream, en 2022, provocó la emisión de 465.000 toneladas de metano, un gas 84 veces más potente que el CO2 en su contribución al cambio climático, a 20 años escala, según constatan varios estudios sobre la fuga que recoge este miércoles la revista Nature.
Los gaseoductos Nord Stream 1 y 2 se construyeron para transportar gas natural desde Rusia a Alemania a través del mar Báltico, y el 26 de septiembre de 2022 sufrieron unas explosiones submarinas provocadas que dieron lugar a una gran fuga de gas.
Varios grupos de investigación han trabajado en el estudio de la fuga con diferentes metodologías científicas, y de la puesta en común de esas investigaciones sale el dato que consolida la explosión de Nord Stream como la más dañina para el medioambiente de la historia.
Entre ellos, ha participado el grupo Luis Guanter e Itziar Irakulis en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), dos grandes expertos a nivel mundial en medir las fugas de metano a través de las observaciones que ofrecen los satélites.
Los resultados de sus cálculos a través de satélite se han complementado con otros de modelización, que han cuantificado el escape en función de la capacidad de la tubería y del gas que transportaba; de control aéreo y de análisis de datos de las torres de medida de gases situadas en las cercanías costeras a donde se produjo el sabotaje.
"A pesar de que las condiciones de los satélites eran complicadas aquellos días, porque había muchas nubes que complicaban la observación de la fuga a través de los satélites, obtuvimos datos que nos permitieron hacer la estimación", ha explicado Guanter a EFE.
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