Las emisiones globales de metano, uno de los principales gases de efecto invernadero, crecieron en 2020, pese al parón económico por los confinamientos del coronavirus, algo que se debió probablemente al efecto conocido de grandes humedales en África, Canadá y Rusia.
Esta es la conclusión del estudio de un equipo de científicos de la Universidad de Leeds que utilizó los datos del satélite Sentinel-5P, explicó este jueves en un comunicado la Agencia Espacial Europea (ESA), responsable del programa europeo Copernicus de observación de la Tierra.
A partir de la información recogida por Sentinel-5P, los científicos comprobaron que las mediciones por satélite mostraban el mismo aumento de metano que se habían observado en la superficie.
Las emisiones de metano
Unas observaciones que habían puesto en evidencia que en 2020 se produjo el mayor incremento anual desde la década de los años 1980, y eso pese a que durante ese año la actividad económica se redujo por la pandemia. El récord de emisiones se superó de nuevo en 2021.
Más allá de esa constatación, los expertos identificaron las regiones en las que se produjeron grandes aumentos en 2020, lo que incluye Sudán del Sur y Uganda en África central y áreas meridionales en Canadá y Rusia.
Durante 2019, se había descubierto que las emisiones relacionadas con las grandes cantidades de precipitaciones en los humedales de Sudán del Sur habían representado más de una cuarta parte del crecimiento de las emisiones globales en ese ejercicio.
Las anomalías climatológicas
Esas anomalías pluviométricas positivas en Sudán del Sur y Uganda continuaron en 2020. Además de las fuertes precipitaciones, se liberó mucha agua de las presas del lago Victoria, lo que aumentó el caudal de agua en el Nilo Blanco que alimenta los humedales de Uganda y Sudán del Sur.
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