Este miércoles 20 de julio ha sido la primera vez que el Gobierno de España se opone frontalmente a los planes de la Comisión Europea en esta crisis energética. Y lo hace por el interés de todos los consumidores españoles.
Resulta que Bruselas ha realizado una propuesta, bajo la comunicación Save gas for safe winter, en la que pretende obligar a todos los estados miembro a reducir su consumo de gas en un 15% en caso de que Putin corte el suministro de gas a Europa.
Y claro, España que no tiene problemas de seguridad de suministro porque ha hecho los deberes en diversificar sus proveedores energéticos, ahora tiene que pagar el pato por unas pésimas decisiones de terceros países que se engancharon al gas ruso.
En materia energética, los mix los deciden los gobiernos de cada país. Puedes apostar más por la nuclear como Francia, o por la hidroeléctrica como los nórdicos, a las renovables como España o al carbón como en Alemania. Esto en materia eléctrica.
Y luego vienen los suministros de combustibles como el petróleo y sus derivados y el gas. También con ellos cada país se suministra cómo puede, hace sus inversiones en infraestructuras para poder dar calefacción a los ciudadanos o calor a sus industrias.
En el caso de España, las diferencias son abismales con respecto a otros países. Por ejemplo, España posee seis regasificadoras, únicos en Europa, con una séptima (El Musel) que se pondrá en marcha este invierno. Y tiene una red con la que suministra el gas a todo el país prácticamente.
Tiene dos gasoductos con Argelia, otro con Francia y otros dos pequeños con Portugal, además de almacenes subterráneos.
El caso es que España ya tiene el 80% de su capacidad de almacenamiento total y aún no estamos en agosto. Otros países no alcanzan ni el 50%. Y eso que lleva exportando gas hacia Francia desde que se iniciara la guerra para ayudar a otros socios europeos.
España tiene más de un tercio de la capacidad de GNL de toda Europa gracias a sus terminales y gracias a ello se trae gas de Nigeria, Qatar, EEUU, Omán, Rusia, Argelia, Noruega, así hasta una docena de países.
Mientras que otros se suministran únicamente de Rusia, o lo hacen en un 50 ó 60%. Es decir, las necesidades son otras.
Un reciente informe de Bruegel lo dejaba bien claro. España, Portugal y Francia tienen riesgo cero en caso de un corte de suministro de gas. No tienen por qué racionar el suministro, ni cortárselo a la industria, etc.
Entonces, ¿por qué penalizar a aquellos que han hecho los deberes? España claro que es solidaria con sus socios, pero tiene la capacidad de interconexión que tiene. No es culpa de España que Alemania no tenga ni una sola regasificadora. Claro, luego coloca a Schroeder y compañía en los consejos de empresas energéticas rusas.
Por ello, la Comisión Europea ha errado en su propuesta y tiene razón Ribera en querer oponerse a este plan que perjudica a los intereses de todos los consumidores, sobre todo la industria española que lleva años pagando mucho dinero por tener asegurado el suministro de gas.
España no tiene por qué parar su industria. España no tiene por qué dejar de consumir. Cómo se puede pedir los mismos esfuerzos a Chipre que a Alemania o Francia. Por ello, esta propuesta es absurda.
El problema es quién está detrás de todo ello. Y todos sabemos quién es. Y ojo que esto puede acarrear graves problemas entre los socios europeos. La solidaridad llega hasta cierto punto, ¿verdad señor Rutte?
El espíritu de la Unión Europea, otra vez en entredicho. Y de nuevo por algo muy serio como la energía. Nunca se había llegado a estos términos de tener que reducir el consumo porque no tengo cómo traer más gas. En esas estamos en el año 2022. Sí, en pleno siglo XXI y en Europa.
Por todo ello, hay que salir a defender lo que es nuestro. Nuestra energía, nuestras infraestructuras, las que hemos pagado y pagamos todos los meses en nuestras facturas. La seguridad de suministro no es un juego y mientras unos nos lo hemos tomado en serio, empujados por estos mismos que ahora nos piden ayuda y que antes nos negaban las interconexiones, otros sólo han mirado por sus intereses y por obtener precios baratos.
Ahora llegan tiempos difíciles, pero por eso en esto de la energía no hay que ser tontos.
Ramón Roca es director de El Periódico de la Energía.
Carlos García
23/07/2022