Política energética

España, el único país de Europa occidental que aún no tiene planes de cerrar las centrales de carbón

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El carbón es el combustible fósil más intensivo en emisiones de CO2 y eliminarlo es un paso clave para limitar el calentamiento global a 1,5°C, según el Acuerdo de París. Para la organización Climate Analytics, es necesario que los países de la UE y de la OCDE dejen de quemar carbón para 2030, China para el 2040 y el resto del mundo para mediados de siglo con el fin de cumplir, de la manera más rentable, con los compromisos de París.

En el caso de Europa, muchos están haciendo los deberes. Veinte de los 28 países miembro ya han anunciado planes para eliminar el carbón para el 2030. Casi todos los países europeos occidentales, como Austria, Suecia, Finlandia, Francia, Italia, Luxemburgo, Holanda, Portugal y el Reino Unido, ya tienen aprobados sus planes de cierre de centrales térmicas, según el último informe de BNEF “Policy-Driven Opportunities in EMEA Renewables in 2018”, los otros, Irlanda, Dinamarca y Alemania están discutiendo esos planes de cierre. Bélgica es el único país que no tiene ninguna central de carbón en su territorio.

El presidente francés Macron ya se había comprometido durante su campaña electoral a cerrar las plantas de carbón de su país para 2022 (aunque Francia solo extrae el 3-4% de su energía del carbón, por lo que es una promesa de fácil cumplimiento).

En 2017, Gran Bretaña consiguió que durante un día dejara de quemar de carbón desde la revolución industrial, y abastecerse solo con gas, energía nuclear, eólica y solar que proporcionaron energía suficiente para mantener las plantas de carbón del Reino Unido sin conexión durante 24 horas.

También Alemania planea eliminar el carbón. Tiene poco tiempo si quiere cumplir con París pero ocurrirá independientemente de quien esté en el poder durante la próxima década. Se enfrenta a un problema mucho mayor que el de España. En 2016, más del 40% de la electricidad se genera en las centrales térmicas pero el director de Agora Energiewende, Patrick Graichen, ha asegurado que "tendremos que cerrar unas 20 centrales eléctricas de lignito a lo largo de este período legislativo si queremos acercarnos al objetivo de reducción del 40% de CO2 para 2020". Su apuesta es ambiciosa, para 2050, quieren reducir las emisiones entre un 80 y un 95%.

En todo el territorio europeo todavía hay activas más de 300 centrales eléctricas con 738 generadores, pero no están distribuidos uniformemente entre los estados miembros. Los países que más dependen del carbón son Polonia, Alemania, Bulgaria, la República Checa y Rumania. Solo Alemania y Polonia son responsables del 51% de la capacidad instalada de carbón de la UE y del 54% de las emisiones del carbón.

Pero a excepción de los países europeos del Este, España es el único de entre sus vecinos que no se plantea, por el momento, el cierre de sus centrales térmicas. "La realidad no es solo que no tenga planes para cerrar las centrales de carbón, es que no tiene todavía ningún plan, porque todavía estamos esperando a conocer el borrador de la Ley de Transición Energética y Cambio Climático", explica Jose Luis García Ortega, responsable de Energía de Greenpeace.

Ahora solo falta que las grandes economías europeas publiquen en 2018 sus planes concretos sobre cómo abordarán ese cierre progresivo de sus centrales de generación de carbón y nuclear, según el análisis de BNEF. Solo lo ha hecho ya Reino Unido, el pasado 5 de enero, pero está claro que el mix eléctrico de los países será cada vez más renovable, lo que podría beneficiar a las eléctricas que ya estén desarrollando energías limpias, como Electricite de France, wpd AG e Innogy SE.

En el caso de la problemática Polonia, ha anunciado que presentará sus planes durante la Cumbre sobre el clima de las Naciones Unidas de finales de este año.

Según Climate Analytics, en 2050 la UE superaría en un 20% su presupuesto de emisiones de CO2 para la generación de electricidad a base de carbón si todas las centrales eléctricas de carbón existentes continuaran funcionando hasta el final de su vida útil. Pero si se construyen las plantas que hay actualmente planificadas en los próximos años, este número aumentaría a casi el 100%.

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