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Las expectativas del petróleo y el gas en América Latina están por las nubes

Según los datos de Wood Mackenzie, la región alcanzará un nuevo máximo de 14 millones de barriles equivalentes de petróleo al día (boe/d) en 2029, cuatro millones más que en 2020

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Con casi 15.000 millones de barriles de diversos recursos descubiertos en la región desde el comienzo de la década, el futuro parece brillante para el petróleo y el gas en América Latina. Oportunidades de todo tipo alimentan las expectativas estratosféricas de las grandes petroleras, las compañías petroleras nacionales y las empresas de mediana capitalización. Pero, ¿es ésta toda la historia?

Los analistas de Wood Mackenzie esperan un fuerte crecimiento de la producción en América Latina en esta década, con petróleo y gas en aguas profundas y no convencionales que compensen el declive de los yacimientos convencionales maduros.

Según los datos de la plataforma Lens Upstream de Wood Mackenzie, la región alcanzará un nuevo máximo de 14 millones de barriles equivalentes de petróleo al día (boe/d) en 2029, lo que supone un aumento de cuatro millones de barriles con respecto a 2020.

Los yacimientos de América Latina

“Los yacimientos de aguas profundas y ultraprofundas serán los principales motores del crecimiento, con Brasil como productor consolidado y nuevas provincias como Surinam y Guyana. Sin embargo, los actores del sector también estarán activos en aguas poco profundas y en tierra firme, destacando en este sentido el aumento de la producción en Argentina, previsto en un 40%”, vaticinan los analistas de Upstream de Woodmac.

En su punto más bajo, la inversión en el upstream latinoamericano cayó hasta los 30.000 millones de dólares en 2020, antes de repuntar tras el COVID. “Esperamos que el capex para la región alcance un máximo de 60.000 millones de dólares en 2025, y que la inversión siga en gran medida las mismas tendencias temáticas y por países que la producción. Las aguas profundas liderarán el crecimiento y los temas no convencionales también deberían recuperarse a niveles prepandémicos. Pero incluso el petróleo pesado, el petróleo convencional terrestre y el GNL muestran signos de recuperación a corto plazo”, explican los analistas.

La región ofrece oportunidades para empresas de todos los tamaños. Las compañías de petróleo nacionales (NOC) dominarán la inversión, y las grandes petroleras también contribuirán con fuerza a los yacimientos de aguas profundas y no convencionales, mientras que las juniors y midcaps locales trabajarán para mitigar el descenso de la productividad de los recursos convencionales.

Hablar de oportunidades de exploración en América Latina significa hablar del potencial de descubrimientos en las zonas fronterizas de aguas profundas conocidas como plays del Cretácico Superior. La cantidad de recursos prospectivos en estas áreas es impresionante, pero ¿qué hay de la calidad?

Para que un proyecto se considere ventajoso, debe ser resistente, sostenible, oportuno y predecible. La resistencia se caracteriza por los bajos costes, el buen rendimiento de los yacimientos y la alta calidad de los fluidos, mientras que los proyectos deben disfrutar de un buen acceso a las infraestructuras. Para ser sostenible, un proyecto debe generar emisiones mínimas, por lo que es importante invertir en tecnología como fuentes de energía limpia y secuestro de carbono. En cuanto a la puntualidad, esperamos que el petróleo se recupere en un plazo de 8 a 12 años, lo que requiere un acceso fácil al mercado y una normativa viable. Y por último, la previsibilidad consiste en garantizar un riesgo mínimo, por lo que el apoyo del gobierno y la estabilidad fiscal son importantes, junto con una buena inteligencia del subsuelo.

“Nuestros cálculos sugieren que la cuenca de Guyana, por ejemplo, debería amortizarse en menos de diez años con un precio del petróleo de entre 60 y 80 dólares. Sin embargo, todas las oportunidades clave de crecimiento se encuentran en aguas muy profundas, lo que eleva el nivel de complejidad y, por tanto, el riesgo”, explican los analistas de Wood Mackenzie.

¿Podría el gas offshore cambiar las reglas del juego en Colombia?

Los dos últimos años han sido especialmente agitados para el sector del petróleo y el gas en Colombia. El nuevo Gobierno ha establecido un programa para abandonar la fuerte dependencia del país de las exportaciones de combustibles fósiles y centrarse en las energías alternativas. Primero fue la reforma fiscal, seguida en enero de este año por el anuncio de la suspensión de nuevos contratos de exploración de petróleo y gas, como parte de un compromiso para combatir el cambio climático.

¿Puede Colombia abordar las desigualdades sociales e impulsar el crecimiento al tiempo que afronta la transición energética?
En 2023, Colombia dio a conocer su Plan Nacional de Desarrollo, diseñado para dirigir la nación durante los próximos cuatro años.

A pesar de esta decisión, Colombia no ha abandonado los combustibles fósiles; un elemento clave del plan del gobierno para la seguridad energética a largo plazo es que el país sea autosuficiente en gas. Para lograrlo, será necesario invertir en nuevos proyectos, ya que si los yacimientos actuales continúan su actual nivel de declive, se abrirá una brecha en el suministro de gas nacional antes del final de la década. Para ser rentables, los nuevos yacimientos marinos deberán ser muy productivos y rentables, y se necesitarán importantes inversiones en infraestructuras.

En general, no cabe duda de que América Latina ofrece diversas oportunidades para las empresas de petróleo y gas de todo tipo. Sin embargo, el sector debe afrontar una serie de retos para garantizar el éxito.

“Una tecnología eficiente y una ejecución eficaz de los proyectos seguirán siendo fundamentales para aumentar rápidamente la producción y maximizar la productividad de los pozos. La inversión en infraestructuras también será crucial, ya que la capacidad de extracción de los oleoductos es actualmente una limitación clave para el crecimiento de la producción”, dicen en Woodmac

Mientras tanto, también será esencial mitigar el declive en los países maduros, para evitar que la caída de la oferta de los yacimientos maduros obstaculice el fuerte crecimiento global de la producción que se requiere. El levantamiento de las sanciones de EEUU a Venezuela debería contribuir a la recuperación de la producción en ese país y sería una señal positiva en este sentido.

La recuperación de la producción de petróleo y gas sigue siendo un reto para Venezuela a pesar del alivio de las sanciones de EEUU
El alivio de las sanciones se traduce en una nueva licencia que autoriza las transacciones del sector petrolero y gasístico de Venezuela.

Fuente: Wood Mackenzie

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Un comentario

  • Antonio Luna Soto

    29/11/2023

    Un artículo muy oportuno en estos tiempos de tanta turbulencia económica y política para la región. Sería muy interesante asociar este crecimiento, con el sector industrial. Para ir viendo oportunidades de negocio en los diversos sectores. Y estar atentos a su desarrollo y crecimiento.

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