En 2005 la Unión Europea creó el Comercio de Derechos de Emisión de CO2 (EU ETS), el primer sistema internacional de comercio de emisiones del mundo. De hecho, cinco lustros después prácticamente se podría decir que sigue siéndolo. Al menos el más grande, representa más de las tres cuartas partes del comercio internacional de carbono.
El sistema, piedra angular de la política de la UE para combatir el cambio climático, establece un límite en la cantidad total de CO2 que pueden emitir las instalaciones más contaminantes de Europa, desde centrales eléctricas hasta grandes plantas industrias y aerolíneas, en total más de 11.000 instalaciones, que reciben o compran derechos de emisión que pueden intercambiar entre sí si lo necesitan.
El problema es que cada vez hay más expertos que coinciden en señalar que «para que tenga sentido este comercio, debería ser un mecanismo global, porque el cambio climático nos afecta a todos y es un problema mundial, si no, es una penalización asimétrica que perjudica a las industrias europeas frente a las de China, India o EEUU», según explicaba a este diario ya hace más de un año Javier Colón, de la consultora Neuro Energía, «de hecho, por sí ya es más caro producir en Europa que en Asia, por lo que entiendo que algunas empresas vean más rentable estar en países con esas condiciones».
Y si no se puede hacer a nivel mundial, «el comercio de derechos de emisiones, tal y como está diseñado, es perjudicial para Europa, y aunque su objetivo, quien contamina paga, está más que justificado, pero que paguen solo los europeos, no tiene sentido», añadía el experto.
Precisamente una oportunidad de oro serán las negociaciones climáticas de la COP25, donde los países deberán renovar sus esfuerzos para terminar el Artículo 6 del acuerdo climático de París, la sección que podría "hacer o deshacer" la ambición del acuerdo y lanzar un sistema global de comercio de emisiones. El Artículo 6 permitirá a los países intercambiar reducciones de emisiones entre sí, sentando las bases para un mercado global de carbono.
"Suiza, que ya venía desarrollando su propio sistema de derechos de emisión, acaba de anunciar que se integra en el EU ETS", explica Ignacio V. Belenguer, Corporate Trader de Vertis, consultora financiera especializada en comercio de emisiones, "esto significa que va a haber más instalaciones que van a demandar más derechos, pero a grandes rasgos, no va a tener mucho impacto, el tamaño de país, fijándonos en su tejido industrial o de sus empresas contaminantes, es parecido a el de una comunidad autónoma".
El comercio de CO2, además de operar en todos los países de la UE, también opera en Islandia, Liechtenstein y Noruega, pero la lista termina ahí.
"Ya hay algunas iniciativas en algunos países, por ejemplo sabemos que Colombia quiere implantar un sistema parecido al europeo, que en China ya está muy avanzado, al igual que en Sudáfrica o en el estado de California", continúa Belenguer, "pero la posibilidad de que todos los países o regiones del planeta tengan sus propios sistemas y se interconecten para crear un mercado internacional solo se espera a largo plazo".
China espera realizar el primer intercambio del tan esperado esquema nacional de comercio de emisiones en 2020, después de dos años en la construcción de la infraestructura legal y técnica y después de anunciar sus planes para lanzar el esquema nacional de comercio de emisiones (ETS) en 2017. Comenzó a establecer plataformas comerciales piloto en 2013 en siete regiones de todo el país, pero aún no tiene un esquema unificado y completado.
El carbón es la primera industria que estará incluida en el ETS chino, que cubre alrededor de 3.000 millones de toneladas de gases de efecto invernadero emitidos en China cada año, pero también abarcará otras industrias de alto consumo energético, como el acero, los materiales no ferrosos y la construcción, en total unas 100.000 plantas tendrán que participar de este mercado.
"Europa no puede esperar a que el resto de países quieran imitar su sistema de comercio de emisiones pero el objetivo es que en el futuro exista algo parecido a nivel internacional", concluye el experto de Vertis.
Miguel
28/11/2019