La compañía energética alemana E.ON contabilizó unas pérdidas netas atribuidas en el primer trimestre de 327 millones de euros, frente a las ganancias de 387 millones observadas en el mismo periodo del año pasado, según ha informado la empresa.
La facturación hasta marzo alcanzó los 18.520 millones de euros, lo que equivale a más que duplicar la cifra de negocios del primer trimestre de 2019, como consecuencia de la adquisición de Innogy. Los impuestos especiales sobre electricidad y energía alcanzaron los 855 millones de euros, más del triple, por lo que los ingresos netos se situaron en 17.655 millones de euros, un 97,8% más.
No obstante, consejero delegado de la empresa, Johannes Teyssen, ha asegurado que el clima particularmente cálido en Alemania, Reino Unido, Suecia y Países Bajos ha tenido un impacto adverso "tangible" en los resultados, especialmente en las ventas de la división de gas.
En el trimestre, el coste de los materiales creció hasta 13.503 millones de euros, el doble que hace un año, al tiempo que los gastos de personal también se duplicaron, hasta 1.365 millones.
Como consecuencia de la venta de su división de renovables a RWE y por los costes de integración de Innogy, E.ON cerró el primer trimestre con una ganancia extraordinaria de 4.324 millones de euros, así como con un gasto atípico de 5.950 millones.
El primer ejecutivo de la empresa también ha instado al Gobierno de Angela Merkel a reducir el "innecesariamente alto" impuesto a la electricidad del país, hasta situarlo en cinco céntimos por kilovatio hora. Este impuesto se situó de media en 2019 en 30 céntimos.
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