Los promotores eólicos europeos están bajo presión. Los elevados costes de capital y la escasa visibilidad de los ingresos han puesto en números rojos la economía de los proyectos, y muchos exploran ahora alternativas de turbinas más baratas. Ante la subida de precios de los fabricantes occidentales para recuperar márgenes, algunos promotores empiezan a mirar hacia el Este. ¿Podrían los fabricantes chinos de aerogeneradores desempeñar un papel más importante en Europa?
Los fabricantes de eólica chinos son competitivos en costes pero carecen de credibilidad en el mercado eólico europeo
El reto para los fabricantes chinos no es el coste, sino la credibilidad. Para afianzarse en Europa, necesitan volumen. Pero promotores, prestamistas y responsables políticos siguen dudando, según Rystad

En los últimos tres años, los fabricantes occidentales de equipos originales se han replegado a los mercados principales, con el objetivo de recuperar la rentabilidad tras años de presión sobre los márgenes. Los costes de los insumos disminuyeron en 2024, pero los precios de las turbinas siguieron subiendo, lo que ayudó a los OEM occidentales a mejorar sus beneficios. Aun así, los gastos de capital siguen siendo una de las principales preocupaciones de los promotores, sobre todo porque los tipos de interés se mantienen elevados.
En China, los fabricantes respondieron a la eliminación gradual de las tarifas de alimentación introduciendo modelos de turbinas más grandes para mantener bajos los costes. Esto intensificó la competencia nacional y provocó una caída de los precios de las turbinas, lo que erosionó los márgenes.
Los OEM chinos miran cada vez más al exterior
Dado que se prevé que las instalaciones alcancen su punto máximo en 2025 y disminuyan en 2026, los fabricantes chinos miran cada vez más al exterior para absorber el exceso de capacidad y recuperar la rentabilidad. En los mercados de exportación, sus turbinas siguen siendo entre un 30% y un 40% más baratas que las equivalentes occidentales, lo que les da una gran ventaja de costes.
Gran parte de esta expansión internacional se ha centrado en los mercados emergentes. Desde 2020, la cuota de los OEM chinos en el total de pedidos en regiones como Asia Central, Oriente Medio, África y Sudamérica ha pasado de menos del 30% a más del 50%. Su estrategia -priorizar el precio y la disponibilidad- ha demostrado su eficacia para desplazar a los proveedores occidentales.
Para apoyar este impulso, los OEM chinos han empezado a crear capacidad de fabricación fuera de China. Se han establecido instalaciones en países como Arabia Saudí, Kazajstán, Brasil y, más recientemente, Omán, acercándolas a clientes clave. Pero en Europa los avances han sido más lentos. Los OEM chinos sólo han conseguido un número limitado de proyectos, la mayoría en el sur y el este de Europa, y los planes de las fábricas siguen siendo inciertos.
¿Qué les frena?
“El reto para los fabricantes chinos no es el coste, sino la credibilidad. Para afianzarse en Europa, necesitan volumen. Pero promotores, prestamistas y responsables políticos siguen dudando”, dice Andrea Scassola, vicepresidente de Wind Research de Rystad Energy.
En su opinión, ocho factores principales contribuyen a esta resistencia:
Historial: Los promotores desconfían de la escasa experiencia internacional y de la ausencia de datos de rendimiento a largo plazo.
Estructuras contractuales: Los fabricantes chinos suelen ofrecer condiciones contractuales atípicas, lo que complica la comparación directa con los proveedores occidentales.
Lagunas de certificación: Las certificaciones incompletas o ajenas a la UE añaden costes e incertidumbre, sobre todo en cuanto a la calidad de los componentes y el cumplimiento de las normas CEI.
Prácticas de salud, seguridad y medio ambiente: Los estrictos requisitos europeos en materia de salud y seguridad suponen un obstáculo para las empresas que no están familiarizadas con las expectativas locales.
Asistencia posventa: La debilidad de la red de servicios en Europa suscita dudas sobre la fiabilidad de las turbinas, especialmente en el caso de componentes críticos como las palas.
Financiabilidad: Los prestamistas suelen favorecer a los fabricantes de equipos originales establecidos; la incertidumbre en torno a la tecnología y la geopolítica puede elevar los costes de financiación.
Riesgos reglamentarios: En virtud del Reglamento de la UE sobre subvenciones extranjeras, los OEM investigados se enfrentan a mayores riesgos y retrasos en sus proyectos.
Ciberseguridad: Con las infraestructuras energéticas en el punto de mira, crece la preocupación política por el hardware chino.
El sentimiento europeo hacia los OEM chinos varía. Mientras que el norte de Europa tiende a centrarse en la soberanía de la cadena de suministro y la seguridad nacional, el sur parece más abierto, favorecido por la experiencia con proveedores chinos en África y Oriente Medio. Promotores como EDP, Engie y EDF se han familiarizado con estas empresas en otras regiones, lo que puede abrir la puerta a futuros proyectos en Europa.
En última instancia, los fabricantes chinos pueden competir en costes, pero la expansión en Europa requiere algo más que eso. Los promotores necesitan confianza en que los proyectos funcionarán. Las aseguradoras y los prestamistas quieren pruebas de que los riesgos son gestionables. Y los gobiernos quieren asegurarse de que se protegen los intereses nacionales. Si no se resuelven estos problemas de credibilidad, las ventajas en costes no bastarán para garantizar un papel emergente en el mercado eólico europeo.
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