A poco menos de 20 días para que se ejecute el concurso de acreedores de GES (Global Energy Services), las negociaciones con su posible comprador, el grupo industrial Cristian Lay, están en 'standby'. "De las cuatro condiciones que se impusieron durante el periodo de negociación en exclusividad, solo hay una que está obstaculizando el proceso de compra, el desacuerdo en la quita de la deuda con los bancos", explican a este diario fuentes conocedoras.
Su deuda asciende a 15 millones de euros con los acreedores y la circulante está entorno a los 23 millones de euros pero a estas cifras hay que sumar los avales concedidos por los bancos para que GES pudiera conseguir nuevos proyectos. En total, se habla de una deuda de más de 100 millones de euros.
Los cuatro principales acreedores de la empresa vasca son el BBVA, con la que GES tiene una deuda de 60 millones, el Banco Sabadell (24 millones), el Santander (10 millones) y Bankinter (nueve millones). "Cristian Lay pide una quita del 70% de la deuda, que supone, si se incluyen los avales, más de 70 millones de euros, y su principal acreedor, el BBVA, solo está dispuesto a aceptar hasta un 50%, lo que significa que al grupo industrial extremeño le separan de GES alrededor de 20 millones de euros", señalan.
Hasta seis nuevos compradores
Pero, ¿por qué los bancos están presionando tanto a Cristian Lay? La cuerda se rompe el próximo 30 de octubre. "Porque en solo diez días, tras finalizar el periodo del contrato de negociación en exclusividad para comprar GES, la compañía ha recibido hasta seis nuevas ofertas de compra, lo que significa que la actividad que hace GES está todavía muy valorada, sobre todo por sus negocios en el extranjero", advierten las fuentes.
"Ahora los bancos saben que no solo Cristian Lay quiere GES, y están jugando con eso, pero el grupo industrial tiene relativa capacidad económica para comprar GES, tiene el dinero que tiene, y no deberían fijarse solo en eso, porque también les daría continuidad y estabilidad al negocio", añaden.
Mientras tanto, la situación dentro de las filas de GES es cada vez más preocupante. La incertidumbre por su futuro laboral se alarga, porque hasta que se no produzca la compra no se conocerán los detalles de los EREs y los ERTEs. "Cuando llegue la fecha tope del 30 de octubre, GES tiene la posibilidad de pedir una prórroga de su preconcurso de acreedores, tal y como hiciera Abengoa en su momento, pero a diferencia de ésta, la compañía no aguantaría ni seis meses. Ahora está pagando las nóminas con el dinero que tiene en caja, pero cuando se acabe no podría hacer como Abengoa, vender activos, porque no los tienen. Y además, el dinero que se está gastando debería destinarse a pagar las indemnizaciones cuando se produzcan los EREs", concluyen las fuentes.
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