Es difícil comprender lo sucedido ayer en el Congreso de los Diputados. O a lo mejor es más simple de lo que nos creemos. Pero es complicado rechazar unas medidas que de por sí son buenas. Incluso obraron el milagro de poner de acuerdo a todos en el sector energético: eléctricas, renovables, consumidores. Pero una vez más la clase política no ha estado a la altura.
Si no es una cosa, es otra, pero para que España avance en transición energética cuesta un riñón y parte del otro. Y así es imposible. Te dan las ganas de decir basta y adiós muy buenas.
Lo vivido este martes en el Congreso es un capítulo más de lo que es realmente la política, "una merienda de negros" (y no se me enfaden ni me acusen de xenofobia por decir esto). Pero es así.
Nos merecemos más apagones
Si tras un apagón eléctrico que nos dejó sin luz a unos 60 millones de personas en la Península Ibérica somos incapaces de aprobar medidas para que no vuelva a suceder algo así es que nos merecemos vivir como en Cuba, donde los apagones son a diario.
Por fin el sector energético se pone de acuerdo. Nunca había visto yo algo así y llevo ya cerca de 20 años escribiendo de esto. Pero a los políticos les da por montar el escándalo. Están acostumbrados. Les gusta. Todo con tal de que el rival político no salga bien parado.
¿Habrá algún día un pacto de Estado en este país? ¿Qué hemos hecho los ciudadanos para que se estén todo el día tirándose los trastos unos políticos a otros? ¿Por qué luego se quejan de lo que sucede en la calle?
Entremos en la cuestión. El decreto antiapagones se puede ver desde distintos puntos de vista. Pero principalmente dos, el político y el económico-energético. En este último todo el mundo estaba de acuerdo. El decreto era todo ganancias, un win-win de manual que dicen los jóvenes de ahora. Pero como dice mi amigo Alejandro Rosell en Linkedin, los políticos se han encargado de convertirlo en un lose-lose.









Andoni
23/07/2025