Repsol se situó en el segundo puesto de una clasificación de grandes petroleras y gasísticas por su compromiso con las reducción de sus emisiones en un 30 % para el 2030, según un informe divulgado este jueves por el centro de estudios Carbon Tracker.
El documento revela que las grandes firmas de petróleo y gas están poniendo en riesgo a los inversores al basar sus planes de reducción de emisiones en tecnologías caras y no homologadas.
El documento sobre el impacto climático de las grandes energéticas evalúa y clasifica las políticas climáticas por las que optan las 15 mayores empresas de este sector que cotizan en bolsa y que, excepto dos, han actualizado sus objetivos desde mayo de 2021, aunque sin comprometerse la mayoría a reducir las emisiones en términos absolutos.
Eni, la primera
Conforme a esto, la italiana Eni cuenta con la política más fuerte al comprometer recortes del 35 % para 2030, aunque planea utilizar tecnologías de captura y almacenamiento de carbono para eliminar 10 millones de toneladas de CO2 al año de la industria para 2030, además de usar soluciones basadas en la naturaleza para eliminar 20 millones de toneladas.
En el caso de la española Repsol, su compromiso por reducir sus emisiones un 30% para el 2030 hace que suba al segundo puesto de esta clasificación (pasando del sexto del pasado año), adelantando a BP y Total.
Los planes de Repsol incluyen la compensación de 16 millones de toneladas de CO2 al año mediante la plantación de 70.000 hectáreas de bosque.
El documento revela asimismo que de las nueve compañías norteamericanas todas tienen objetivos menos ambiciosos que las europeas y solo se comprometen a reducir la intensidad de sus emisiones.
Europa mejor que EEUU
Chevron y Occidental son las únicas cuyos objetivos cubren el uso final de sus productos, y las demás solo cubren las emisiones operativas.
ExxonMobil es la que tiene la política más débil de estas empresas y el informe remarca que adoptó un nuevo objetivo de cero emisiones el año pasado pero no ha prometido recortes intermedios específicos para alcanzarlo, además de excluir el 95% de las emisiones del ciclo que vienen del uso final de sus productos.
El informe alerta de que los inversores no solo deben prestar atención a los objetivos climáticos fijados por las compañías sino ver también si sus planes para lograrlos son creíbles.
"Las instituciones financieras deben escudriñar los objetivos de las emisiones de las empresas y si sus planes para lograrlos son prácticos y creíbles a fin de evaluar si van en línea con los objetivos climáticos globales", apunta en un comunicado Mike Coffin, responsable de petróleo, gas y minería de Carbon Tracker y autor del informe.
Y agrega que "la mejor manera de que las compañías reduzcan tanto su impacto climático y su exposición al riesgo de transición para los inversores es permitir que su producción existente disminuya sin invertir en nuevos activos".
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