Con el fin de mantenerse al día con la transición energética, las redes eléctricas del mundo requerirán una inversión significativa y un nuevo kilometraje de aquí a 2050. Según el informe New Energy Outlook 2024: Grids, realizado por BloombergNEF (BNEF)se necesitará una inversión anual de 811.000 millones de dólares hasta 2030, según el escenario Net Zero (NZS) de BNEF, para preparar la red a las rápidas tasas de crecimiento de la energía limpia, los vehículos eléctricos y otras tecnologías bajas en carbono. Es casi el triple de lo que entró en el sector el año pasado.
Se necesita invertir más de 800.000 millones de dólares al año para preparar la red eléctrica mundial
La cantidad es casi el triple de lo que entró en el sector el año pasado y es imprescindible, según BNEF, para preparar la red a las rápidas tasas de crecimiento de la energía limpia y los vehículos eléctricos
Incluso en una transición más lenta y de carácter económico, como la modelada en el Escenario de Transición Económica (ETS) de BNEF, el gasto en la red es elevado en comparación con los niveles del pasado. En este escenario, BNEF considera que la inversión anual en redes alcanzará los 483.000 millones de dólares en 2030, un 58% por encima de la inversión media anual registrada en los cuatro primeros años de esta década. La mayor parte de esta inversión se destina a proyectos de redes tradicionales con hilos, cables, torres y subestaciones, y se tienden millones de kilómetros de nuevos cables. Sin embargo, las nuevas tecnologías digitales se utilizan en ambos escenarios para ayudar a mantener la red estable, equilibrada y segura.
La red mundial duplicará la longitud para 2050
Los proyectos de energías renovables en lugares remotos -como centrales solares en el desierto o turbinas eólicas en medio del mar- necesitan cientos de kilómetros de nuevas líneas de transmisión para llevar la energía desde donde se genera hasta donde se consume. Según el NZS, la red mundial de transmisión duplicará su longitud de aquí a 2050, y para entonces tres cuartas partes de la electricidad mundial se generarán a partir de energía eólica y solar.
La red de distribución -la red de baja tensión que suele llevar la electricidad a los consumidores- crece menos en longitud, pero sigue siendo necesario instalar nuevos cables, sobre todo para sustituir los activos más antiguos. Además, la flexibilidad de la demanda y las baterías a pequeña escala reducen la necesidad de construir la red de distribución, pero tienen un precio.
Según el informe de BNEF, la región de Asia-Pacífico es la que registra un crecimiento más rápido de la inversión en redes en ambos escenarios. La región representa el 42% del gasto mundial en redes para 2050 en el escenario Net Zero, frente a un tercio estimado en 2023. América y Europa ocupan el segundo y tercer lugar, respectivamente, con cerca de una quinta parte de la inversión total mundial en digitalización de la red de aquí a 2050. En la NZS, el gasto de capital de Europa en la digitalización de la red asciende a 458.000 millones de dólares en ese periodo, y la inversión de EEUU alcanza los 453.000 millones de dólares.
A nivel mundial, sólo un pequeño número de planes de desarrollo de la red por parte de las empresas de transmisión y distribución analizadas por BNEF coinciden con la NZS. Este déficit de inversión se debe en parte a que el crecimiento en el mundo real de las energías renovables, los vehículos eléctricos y otras tecnologías limpias es más lento que en la NZS, y en parte a la escasa inversión en la red. Sin embargo, Gran Bretaña y California destacan por sus planes de desarrollo de la red que se ajustan a este escenario.
En los próximos dos años, Gran Bretaña tiene previsto invertir una media de 11.800 millones de dólares al año en reforzar sus redes eléctricas para cumplir su objetivo de energía limpia. Gran parte de esta financiación se destinará a integrar la nueva capacidad eólica marina, con más de 10.000 kilómetros de nuevos cables submarinos añadidos para 2035. La construcción de energía eólica marina también genera la necesidad de nuevas líneas eléctricas en tierra, ya que los electrones limpios necesitan ser transportados desde la costa hasta los grandes centros de demanda.
California tiene previsto invertir una media de 16.500 millones de dólares al año durante 2025-26 en sus redes eléctricas. El soterramiento de cables para resistir a los incendios forestales y la integración de energías renovables y vehículos eléctricos son prioridades clave de financiación, a medida que el Estado avanza hacia su objetivo de energía neta cero para 2045. El gasto de capital previsto es incluso superior a los 14.000 millones de dólares anuales invertidos en el NZS, ya que los operadores de la red de California gastan más en soterramiento y resiliencia de lo previsto en el escenario del BNEF.
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