La Agencia Internacional de la Energía (AIE) da una ducha fría a las expectativas del hidrógeno verde al constatar que sólo un 7% de los proyectos presentados estarán en servicio en 2030 por problemas de financiación, falta de oferta y encarecimiento de los costes de producción.
En su informe anual sobre las renovables publicado, la AIE corrige a la baja en un 35% las previsiones que había presentado hace doce meses sobre el hidrógeno, un fenómeno que se constata en todas las grandes regiones con la notable excepción de China.
Para ilustrar las dificultades para la materialización de esos proyectos, los autores del estudio señalan que por ahora únicamente un 3% (equivalentes a 12 gigavatios de potencia instalada) han conseguido cerrar su financiación.
El hidrógeno en el mundo
Ese recorte es particularmente radical en Latinoamérica, donde los expertos de la AIE creen que las instalaciones de producción de hidrógeno verde, que hace un año creían que representarían al menos 6 gigavatios en 2030, han quedado reducidas prácticamente a nada porque los hidroductos que se habían programado van a un ritmo muy inferior al concebido inicialmente.
En Europa, donde las expectativas eran algo superiores, la caída es de alrededor del 50% y la razón es que la financiación de los electrolizadores en Suecia, Países Bajos, España y Alemania está progresando más lento de lo esperado.
También hay una caída de más de dos tercios en la región Asia-Pacífico y mucho menor en la de Oriente Medio y el Norte de África.
La única que se salva de esta corrección es China, que de 2023 a 2028 supondrá la mitad de los 45 gigavatios de nuevas capacidades de producción de hidrógeno renovable en el mundo.
La visión de la AIE
El gigante asiático representará incluso un 70% entre 2023 y 2024, con 2 y 3 gigavatios, respectivamente, una cadencia que se acelerará hasta 6 gigavatios en 2028.
Será a partir de 2025 cuando la AIE cree que se concretarán los primeros proyectos de exportación de hidrógeno verde, en particular con el proyecto Neom en Arabia Saudí, y a partir de 2026 en la Unión Europea, con España, Dinamarca y Alemania a la cabeza.
Un 60% de ese hidrógeno se generará con electricidad solar fotovoltaica y el resto casi en su totalidad con energía eólica.
La producción de hidrógeno, en términos globales, es un fenómeno ultraminoritario dentro de la explosión de la energía renovable, si se tiene en cuenta que captará sólo alrededor del 1% de las nuevas capacidades en el periodo 2023-2028, equivalentes a todas las unidades de generación eléctrica que hay en Suecia.
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