El consumo global de carbón, que alcanzó el máximo histórico en 2023 con un crecimiento del 2,6%, va a permanecer estancado tanto este año como el próximo, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
La demanda va a seguir cayendo en los países desarrollados y, sobre todo, en Europa, mientras continuará subiendo en algunas economías emergentes, principalmente de Asia, señala en un informe publicado la AIE.
China, que representa la mitad del consumo mundial de carbón, va a ser la clave de la evolución del que es el principal responsable de las emisiones causantes del calentamiento climático, y hay varios signos de ralentización allí de la demanda.
De entrada, este año la recuperación de la producción hidroeléctrica en China, junto al crecimiento de las capacidades de generación eólica y solar, van a disminuir el ritmo de progresión de las necesidades de carbón.
La demanda de carbón
Los autores del informe destacan que frente al aumento de la producción hidroeléctrica constatada desde abril en China, la demanda de electricidad en este país está creciendo con fuerza de la mano del sector servicios y de la industria.
Es verdad que al mismo tiempo la industria pesada (en particular la siderúrgica y la cementera) está quedando al margen de ese dinamismo por el parón inmobiliario en el país asiático.
El pasado año la demanda de carbón en China subió un 6% (276 millones de toneladas adicionales) y si a eso se suma el tirón del 9,2% de India (105 millones de toneladas) y de otras economías emergentes del sudeste asiático, se llegó a un récord de 8.700 millones de toneladas en todo el mundo.
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