Movilidad

El coche eléctrico podría reducir en 29.000 los empleos de la industria automovilística española

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Ya hablamos de ello hace algunas semanas, pero en aquel momento el ámbito era europeo. Nos referimos a la posible pérdida de puestos de trabajos provocados por la electrificación del sector del automóvil. Las primeras cifras puestas sobre la mesa basadas en el estudio de la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (Clepa) pronosticaban la reducción de casi medio millón de puestos de trabajo. Pero, ¿cómo se verá afectada España en particular? ¿Qué desafortunado porcentaje nutrirá a dichos datos? La respuesta la acaba de hacer pública la Asociación Empresarial de la Movilidad Eléctrica (Aedive) quien ha presentado el estudio 'Transición hacia el vehículo eléctrico. Observatorio del empleo: Estudio y análisis de la evolución del empleo en el ecosistema de la movilidad eléctrica en España', elaborado por Boston Consulting Group.

La principal conclusión que se ha sacado es la que has podido leer en el titular: las tendencias actuales del sector de la automoción, en su transición al eléctrico, tendrán un impacto negativo en el empleo, reduciendo el número total de puestos de trabajo en la parte industrial en unos 29.000 empleos hasta 2030, un 8% menos, respecto a 2019, cuando se empleaban a un total de 344.000 profesionales en España. Esta transición al eléctrico generará un trasvase de puestos de trabajo, que contribuirá a compensar los efectos negativos de tendencias como son la pérdida de volumen de producción, de la productividad y, sobre todo, de la deslocalización.

Si bien hay que intentar ser positivos y ver el vaso medio lleno porque se espera que la transición eléctrica produzca ganancias de empleo en las industrias anexas, con motivo del desarrollo de la infraestructura de recarga, baterías y otros servicios ligados a esta transición. Así, se estima que 165.000 puestos de trabajo necesitarán cualificación específica, destacando que será necesario desarrollar una cadena de valor completa de la batería de propulsión en España. El impacto de producir o no toda la cadena de valor de la batería repercutiría en unos 8.000 puestos de trabajo.

"Se impulsará la transición de empleos hacia sectores como la energía y la infraestructura de recarga, que tendrán una gran necesidad de mano de obra en los próximos años", ha afirmado el responsable de Energía, Bienes Industriales, Operaciones y Personas y Organización en Boston Consulting Group, Marc Schmidt. El estudio destaca, a su vez, que se debería impulsar la industrialización de la reutilización y reciclaje de baterías, ya que constituye una fuente potencial de nuevos puestos de trabajo pudiendo incrementar casi un 20% el empleo de este sector.

Otra de las necesidades para conseguir este impacto positivo es facilitar el despliegue de la infraestructura de recarga de los vehículos eléctricos, lo que se traduciría en la creación de 17.000 empleos en este sector de actividad, al margen de su fabricación, donde España destaca ya con importantes empresas manufactureras que desarrollan puntos de recarga de diversa tipología y con altos estándares de calidad y tecnología, que se exportan también a mercados internacionales.

Habrá menos producción

De la misma forma, el estudio analiza seis tendencias que influirán en el sector. La primera de ellas se refiere al volumen de mercado. Se espera que el volumen de producción se mantenga constante en aproximadamente 2,4 millones de unidades al año hasta 2030, lo que supone una disminución total de la producción de 16,3% en 11 años, una disminución anual del 1,6% y la pérdida de 21.000 puestos de trabajo. La evolución tecnológica, la segunda tendencia, supondrá un aumento de 2.000 puestos de trabajo. Ahora bien, la tercera tendencia hace referencia a la proporción creciente de automóviles de gama media o premium que aumenta el contenido medio por automóvil fabricado, lo que conduce a una mayor necesidad de puestos de trabajo, especialmente en la industria auxiliar.

La cuarta tendencia es la de la productividad que se espera que la digitalización y la automatización promuevan un aumento constante de la productividad durante los próximos diez años, aproximadamente, un 0,4% al año. Sin embargo, esta mejora tiene un efecto negativo en la mano de obra, sobre todo, en la de menos cualificación, con una bajada de 4.000 trabajadores. Por otro lado, existe una deslocalización de puestos de trabajo desde España a otros países europeos, suponiendo una pérdida media de 1,5% puestos de trabajo al año. "A nivel europeo, en algunos países crecerá el empleo como puede ser Alemania, mientras que en otros no lo hará", ha explicado Schmidt.

Por último, en 2020, alrededor del 92% de los vehículos producidos en España estaba equipado exclusivamente con un motor de combustión. Esta proporción caerá al 2% en 2030. Para ese año, el volumen de vehículos eléctricos de batería y de vehículos híbridos enchufables será de alrededor del 68%. El 30% restante corresponderá a vehículos eléctricos híbridos. Esto significa un aumento de la producción de un 52% al año de vehículos eléctricos con baterías en España y, por consiguiente, creación de puestos de trabajo. La transición hacia los vehículos electrificados consigue contrarrestar las pérdidas en el sector de la automoción gracias a los puestos de trabajo generados en baterías e infraestructuras de recarga.

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