Este SUV eléctrico fue el mejor en ventas pero ahora es el peor en fiabilidad

Como es tradición, el organismo de seguridad alemana, el TÜV (siglas de “Technischer Überwachungsverein” en alemán, que se traduce como “Asociación de Inspección Técnica”) ha analizado la fiabilidad de los modelos actuales dentro de su TÜV-Report 2026, en el que se ha estudiado de manera minuciosa un total de 9,5 millones de inspecciones técnicas realizadas en Alemania entre julio de 2024 y junio de 2025 con unos resultados que no son nada halagüeños para Tesla.

Y que la californiana vuelve a situarse a la cola de la clasificación en lo que respecta a la fiabilidad media por este organismo alemán. La fotografía es muy clara: el Model Y (prueba) se corona como el vehículo con mayor tasa de defectos del mercado teutón, seguido muy de cerca por el Model 3 (prueba), que ya venía arrastrando malos resultados en ediciones anteriores. El informe se ha convertido en una referencia para el mercado de ocasión y para tomar el pulso real al estado del parque móvil, especialmente ahora que los eléctricos empiezan a tener un peso significativo en las ventas.  ​

Debacle de Tesla

Como comentábamos el gran protagonista del informe es el Tesla Model Y, que firma una tasa de defectos del 17,3% en el grupo de vehículos de entre dos y tres años. Traducido a un lenguaje coloquial, implica que casi uno de cada seis Model Y nuevos no supera la inspección por problemas de seguridad o elementos clave. Es el peor registro que el TÜV ha visto en esta franja de edad en los últimos diez años, y coloca al SUV eléctrico estadounidense en el último puesto de un total de 110 modelos analizados.

El Tesla Model 3, que había sido el último de la tabla en los dos informes anteriores, mejora ligeramente… pero sigue muy mal posicionado. Este año se sitúa solo dos escalones por encima de su hermanos SUV, con una tasa de defectos del 13,1% en unidades de entre dos y tres años, una cifra muy por encima de la media del segmento.

No es un reflejo de lo general

Los inspectores alemanes señalan patrones claros en los fallos detectados en los Tesla más nuevos. En el caso del Model Y, los puntos críticos se concentran en los trenes de rodaje (achique y suspensión), el sistema de frenos y la iluminación, todos ellos esenciales para la seguridad. El TÜV recuerda que muchos eléctricos comparten debilidades: el elevado peso de la batería castiga brazos de suspensión, amortiguadores y componentes de dirección, mientras que la frenada regenerativa hace que los frenos hidráulicos trabajen poco y los discos se oxiden o desgasten de forma irregular.

La mala posición de Tesla y, sobre todo, la importancia de dicha firma al panorama cero emisiones actual, no implica que el coche eléctrico sea, por definición, poco fiable, pero sí complica el relato de la movilidad de cero emisiones como sinónimo automático de menor mantenimiento. El propio informe matiza que hay eléctricos que destacan de forma positiva y se convierten en ejemplo de buena ingeniería y control de calidad como el caso del el MINI Cooper SE (prueba) tiene una tasa de defectos del 3,5%, lo que lo coloca en la parte alta del ranking de vehículos de la misma edad.

El mensaje para el mercado es que, en el terreno de la fiabilidad, la etiqueta “EV” no blinda frente a los problemas: pesan más los ajustes de calidad, el diseño del chasis, la gestión del peso y, por supuesto, el uso y el mantenimiento que hace cada propietario. ​

Los grandes ganadores

Si Tesla protagoniza el lado oscuro del ranking, al otro lado hay un grupo de modelos que salen muy reforzados. El gran triunfador global del TÜV-Report 2026 es el Mazda 2, que se lleva el título de coche con menos defectos entre los vehículos de dos a tres años, con una tasa de solo el 2,9% de unidades rechazadas. En función de segmento y edad, el informe dibuja un mapa de ganadores muy interesante para el mercado europeo. ​

En el grupo de vehículos casi nuevos (dos a tres años), el TÜV identifica a los líderes por categoría. Entre los urbanos, el Fiat 500e se impone como el mini más fiable, enviando un mensaje directo a Tesla de que un eléctrico puede ser competitivo también en calidad. El Mazda 2 reina entre los pequeños, el BMW Serie 1 en los compactos, el Mercedes Clase C en la gama media, el Volkswagen T-Roc como SUV y la Mercedes Clase B como monovolumen más fiable de su clase.

Para toda la vida

Del mismo modo, Volkswagen emerge como uno de los grandes beneficiados a medida que se suman años. El Golf Sportsvan y el T-Roc encabezan la lista en la franja de 4-5 años, y el propio T-Roc repite victoria en el grupo de 6-7 años, consolidándose como uno de los SUV más sólidos del mercado alemán. En los vehículos de 12-13 años, el rey es el Volkswagen Touareg, que logra mantenerse por encima de la media en un momento en el que los defectos serios se disparan. ​

El análisis por edades también deja dos nombres propios con muy buena nota a largo plazo. El Mazda CX-3 lidera el grupo de coches con 8-9 años, confirmando la buena reputación de la marca japonesa en el terreno de la durabilidad. Por su parte, el Mercedes-Benz Clase B no solo brilla como monovolumen casi nuevo, sino que también se impone entre los vehículos de 10-11 años, una etapa en la que muchos coches empiezan a acusar claramente el paso del tiempo.

Una de las grandes novedades del TÜV-Report 2026 es la creación de un premio específico a la “calidad a largo plazo”. Este galardón reconoce al fabricante cuyas unidades de 10–11 años presentan la menor tasa de defectos graves en elementos de seguridad, es decir, las marcas que mejor envejecen. Mercedes se cuelga el oro con una tasa de defectos del 18,5%, Audi se sitúa en segundo lugar con un 19,2% y Toyota completa el podio con un 22%. ​

Uno de cada cinco coches no pasa la ITV alemana

Más allá del caso Tesla, el TÜV-Report lanza un mensaje preocupante: la fiabilidad global del parque automovilístico alemán está empeorando. Casi uno de cada cinco turismos inspeccionados (un 21,5%) fue rechazado en la Hauptuntersuchung (HU) por presentar defectos “significativos” o “peligrosos”, lo que supone un aumento de 0,9 puntos porcentuales respecto al año anterior. A esto se suma que un 12,3% de los vehículos mostró defectos leves, también en ascenso, lo que evidencia un deterioro progresivo del estado de conservación de los coches que circulan por las carreteras alemanas.

Y es que cuando el coche envejece, los fallos se disparan tal y como radiografía el propio organismo. Así, a la segunda inspección, alrededor de los cinco años, ya cae uno de cada diez vehículos, un porcentaje que sube hasta casi uno de cada cuatro (22,9%) cuando el coche alcanza los 11 años. A partir de los 15 años, la situación se complica aún más: casi un tercio de los turismos no supera la HU y necesita reparaciones relevantes para poder seguir circulando legalmente.

El problema de fondo es estructural: el parque automovilístico alemán envejece y eso se nota en las cifras de defectos. Más de un 27,4% de los turismos en circulación tiene 15 años o más, lo que supone alrededor de 13,5 millones de vehículos en una franja de edad crítica para sistemas de seguridad y emisiones. El TÜV y el ADAC alertan de que muchos de los coches declarados “peligrosos” o incluso “no aptos para circular” tienen más de diez años y arrastran problemas graves en frenos, dirección, chasis o estructuras esenciales.

Además de los coches que simplemente suspenden la inspección, hay un subconjunto especialmente preocupante. Cada año, unos 135.000 vehículos presentan defectos que el informe califica como “peligrosos” o “gravemente peligrosos”, vinculados a fugas en el sistema de frenos, componentes de dirección sueltos o elementos de la suspensión rotos. En torno a 12.000 coches anuales se consideran directamente “inseguros para el tráfico” y deben ser retirados de la circulación de inmediato, una cifra que ilustra la importancia de la inspección periódica.

Modernización para la era eléctrica

Del mismo modo, el auge del vehículo eléctrico y la creciente digitalización del automóvil también obligan a replantear qué y cómo se revisa en una inspección técnica. El TÜV-Verband reclama que la HU incorpore controles específicos del sistema de alto voltaje, el estado real de la batería (State of Health) y chequeos más profundos de los sistemas electrónicos, más allá de una simple inspección visual. La organización también defiende incluir verificaciones de software y crear un registro digital nacional de vehículos que facilite el seguimiento del historial y reduzca el riesgo de manipulaciones.​

El ADAC, por su parte, respalda la idea de una inspección moderna y adaptada a las nuevas tecnologías, pero pide que se mantenga un equilibrio razonable para el usuario. La asociación se opone a acortar los intervalos de inspección o añadir pruebas muy costosas que disparen el precio de la HU, apostando en su lugar por aprovechar mejor los sistemas de autodiagnóstico y monitorización a bordo que ya incorporan muchos vehículos actuales. La clave, señalan, es no perder de vista que la seguridad y el control de emisiones deben ir de la mano de la proporcionalidad económica para el conductor medio. ​