El futuro a medio plazo del sector del automóvil será eléctrico siempre y cuando los combustibles sintéticos y/o los motores de hidrógeno peguen el ‘pelotazo’. Si bien como es lógico las ventas de coches eléctricos siguen registrando cifras positivas mes a mes en prácticamente todos los países del planeta donde se venden, en España por ejemplo en octubre se registró casi un 80% más de matriculaciones en comparación con el 2022, la realidad es que el ritmo general no es el esperado o, al menos, el previsto por la mayoría de fabricantes.
Desaceleración en la producción
Así, desde los grandes gurús analíticos del sector hasta el propio Elon Musk, se muestran preocupados por el aumento de los tipos de interés, más cuando la mayoría de usuarios opta por los pagos mensuales pues si “siguen subiendo, será cada vez más complicado que la gente pueda comprarse un coche”, confirmó el propio fundador de Tesla.
Y es que la propia firma californiana ha anunciado una ralentización en la cadena de producción de su factoría de Méjico mientras que Honda y General Motors han descartado una inversión cercana a los 5.000 millones de euros para desarrollar conjuntamente una gama de SUV eléctricos de bajo coste. En un panorama similar se encuentra Ford, al suprimir uno de los tres turnos de producción de su F-150 Lightning.
Materias primas más baratas
Esta menor producción afecta igualmente a los fabricantes de baterías pues empresas como CATL han confirmado que el pasado trimestre fue el más débil del año, impulsada igualmente por una mayor competencia. Por su parte, Volkswagen parece haber congelado de momento la construcción de su cuarta gigafactoría en los países del Este.
En última instancia, todo lo anteriormente citado ha provocado una fuerte caída en los precios de las materias primas empleadas en la fabricación de los coches eléctricos. Así, según Reuters el precio del litio ha caído un 67% mientras que el cobalto está un 20% más barato en este año y se ha reducido a la mitad en comparación con el 2022.
galan
10/11/2023