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La transición energética hacia fuentes renovables es una necesidad urgente ante la crisis climática. En este contexto, los parques eólicos marinos se presentan como una solución prometedora: aprovechan vientos más constantes que en tierra, generan electricidad sin emisiones directas y se ubican lejos de núcleos urbanos, reduciendo el impacto visual y acústico. Pero, ¿son realmente ecológicos?

Energía limpia, pero con huella

Aunque no emiten gases de efecto invernadero durante su funcionamiento, los parques eólicos marinos no están exentos de impactos. La instalación de turbinas, el tendido de cables y el tráfico de embarcaciones pueden alterar los fondos marinos, generar ruido submarino y afectar a especies como cetáceos, aves o peces migratorios. Un análisis reciente que revisó más de un centenar de estudios científicos concluye que los efectos durante la construcción son mayoritariamente negativos, mientras que durante la operación los resultados son más variados.

Un estudio en el Mar del Norte ha mostrado que, en fondos arenosos, la biodiversidad puede aumentar durante los primeros años, pero tiende a disminuir a largo plazo. En cambio, en fondos rocosos, el efecto positivo se mantiene más tiempo. Esto puede deberse a que, en algunos casos, estas infraestructuras actúan como refugios para especies marinas al limitar la pesca en sus alrededores.

Evaluar bien, planificar mejor

La clave está en cómo se planifican y evalúan estos proyectos. No basta con cumplir los requisitos legales: hay que entender cómo afectan a los ecosistemas y a los servicios que estos prestan, desde la pesca hasta el turismo o la protección costera. Además, los modelos de evaluación deben ajustarse a la realidad local, y no importarse directamente de otras regiones.

Desde hace unos años, se insiste en la necesidad de adoptar un enfoque más amplio, que no se limite a contar especies afectadas, sino que analice cómo se alteran procesos ecológicos clave como la conectividad o la resiliencia de los ecosistemas. Y, por supuesto, es fundamental contar con las comunidades locales desde el principio: no solo para evitar conflictos, sino también para aprovechar su conocimiento del territorio.

Lo que no se ve también cuenta

Aunque los costes económicos de la eólica marina han bajado mucho en la última década, los costes ecológicos y sociales siguen siendo difíciles de medir. Fragmentación de hábitats, pérdida de valores culturales ligados al mar, incertidumbre sobre qué ocurrirá cuando estas infraestructuras se desmantelen… son cuestiones que aún no tienen respuestas claras.

Un estudio internacional reciente advierte que más del 80 % de los posibles impactos sobre los servicios ecosistémicos siguen sin estar bien documentados. También se ha resaltado la necesidad de un nuevo enfoque para entender los efectos de los parques eólicos marinos sobre ecosistemas completos, subrayando la urgencia de integrar datos ecológicos, físicos y sociales en la planificación y evaluación de estos proyectos.

La energía del viento puede ser una gran aliada en la lucha contra el cambio climático, pero solo si se gestiona con sensibilidad ecológica y responsabilidad social. La transición energética no consiste solo en cambiar de fuente, sino en repensar nuestra relación con los ecosistemas que nos sostienen.

Referencias

Baulaz, Y., Mouchet, M., Niquil, N., & Ben Rais Lasram, F. (2023). An integrated conceptual model to characterize the effects of offshore wind farms on ecosystem services. Ecosystem Services, 60, 101513. https://doi.org/10.1016/j.ecoser.2023.101513

Bergström, L., Kautsky, L., Malm, T., Rosenberg, R., Wahlberg, M., Åstrand Capetillo, N., & Wilhelmsson, D. (2014). Effects of offshore wind farms on marine wildlife—A generalized impact assessment. Environmental Research Letters, 9(3), 034012. https://doi.org/10.1088/1748-9326/9/3/034012

Stranddorf, L., Verones, F., & Olsen, S. I. (2025). Benefits and impacts of offshore wind farms on benthic marine biodiversity in a life cycle assessment context. The International Journal of Life Cycle Assessment. https://doi.org/10.1007/s11367-025-02504-0

Watson, S. C. L., Somerfield, P. J., Lemasson, A. J., Knights, A. M., Edwards-Jones, A., Nunes, J., Pascoe, C., McNeill, C. L., Schratzberger, M., Thompson, M. S. A., Couce, E., Szostek, C. L., Baxter, H., & Beaumont, N. J. (2024). The global impact of offshore wind farms on ecosystem services. Ocean & Coastal Management, 249, 107023. https://doi.org/10.1016/j.ocecoaman.2024.107023

Daniel Jato Espino es investigador sénior y profesor del Máster Universitario en Ingeniería y Gestión Ambiental de la Universidad Internacional de Valencia (VIU)

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Un comentario

  • naughty

    naughty

    05/09/2025

    Si le preguntas a un ecologista dedicado a la merced, lo más ecológico son las plantas de ciclo combinado de gas natural (hasta Greenpeace te vende gas natural ecológico para calentar tu casa), seguidas de la nuclear. La eólica es lo peor que le haya podido suceder al planeta desde el agujero en la capa de ozono provocado por los CFCs. Fíjate lo que te digo. Es una fijación que podría levantar al mismísimo Freud de la tumba. Supongo que porque es barata, su impacto ambiental es mínimo comparada con el resto de generadoras renovables o fósiles, y que el viento no es un recurso que haya que extraer de pozos muy localizados en democracias ejemplares, y cuya producción, venta y transporte, puedan manipular unos pocos, especulando en su propio beneficio. Se me ocurre así, a bote pronto.

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