VÍDEO| Prueba del Aston Martin DBX 707: licencia para entrenter

Que James Bond lleve el apodo de 007 se debe, principalmente, a que es el séptimo agente del servicio secreto de su majestad que ha obtenido la licencia para matar y que el protagonista de esta prueba reciba el apelativo de 707 se debe principalmente a que ese es precisamente su rendimiento. Me refiero al DBX 707 que en El Periódico de la Energía tenemos la oportunidad de probar para confirmar que aunque la firma inglesa esté ya en plena carrera por la electrificación, todavía se da el gustazo de lanzar modelos como este en el que, además se estrena una funcionalidad multimedia desarrollada en colaboración con Apple.

Estéticamente agresivo

Aunque ha sido uno de los últimos en llegar, el DBX es ya uno de los Aston Martin más demandados a nivel comercial. No en vano, hablamos de un coche que lleva entre nosotros cerca de un lustro demostrando que un SUV puede ser perfectamente valedor de ese logo alado sin perder un ápice de deportividad.

Una apuesta que tuvo una vuelta de tuerca hace tres años con la llegada de este DBX707 convirtiéndole no solo en uno de los todocaminos más potentes del mercado sino también en el vehículo de a diario de Fernando Alonso y, en ojo, el coche médico de la Fórmula 1. Pero aunque el tiempo parezca que no pasa para el piloto asturiano, sí lo hace para su todocamino de altas prestaciones, el único ya disponible en la gama, que recientemente recibió una ligera actualización que se refleja en detalles como los retrovisores más estilizados y aerodinámicos, los tiradores enrasados o una nueva paleta de colores compuesta por cinco tonalidades de lo más llamativos.

Elementos que no hacen sino incrementar el atractivo de un conjunto ya de por sí excepcionalmente esculpido en el que sus 5,04 metros son una oda a la belleza. Más aún gen este 707, que por cierto ya se ha quedado como la única versión disponible de la gama y en la que el paragolpes frontal con tomas de aire sobredimensionadas, la enorme parrilla, las llantas hasta de 23 pulgadas, el splitter delantero en carbono, el gigantesco difusor con cuatro salidas de escape o el alerón posterior definen su diseño.

Ahora sí, de calidad

Es no obstante en el habitáculo donde más cambios se han introducido con el objetivo, ahora sí, de acallar las más que justificadas críticas. Puede que haya sido la mano del propio Laurence Stroll o el consejo del propio Alonso, pero lo que está claro es que quien entre en el DBX no sentirá vergüenza de enseñar su centro de mandos. Las formas redondeadas de su predecesor se han reemplazando por otras más lineales y modernas. La calidad de los acabados también se ha incrementado, algo que ya se debería dar por sentado en un coche que supera los 250.000 euros, pero en donde sin duda se ha invertido mucho dinero es en mejorar un sistema multimedia que era, sin duda, su gran talón de Aquiles.

No hay cambios en la habitabilidad ya que se mantiene como el único Aston de la gama homologado para cinco ocupantes en el que además se completa con un maletero de generosas dimensiones que cubica 497 litros en el que llevar todos tus enseres sin problemas.

Mundo Apple

Volviendo al sistema multimedia, nos detenemos en profundidad porque Aston Martin no solo ha cambiado el monitor central de 10,25 pulgadas, sino que incrusta un software propio con un manejo mucho más rápido e intuitivo en el que ahora, además, ha desarrollado junto con Apple una nueva interfaz para su sistema multimedia y que es, precisamente, el responsable de que lo estemos probando hoy.

Denominada CarPlay Ultra, además de ser visible en la pantalla central ahora se replica en el cuadro de instrumentos, también de 10,2 pulgadas, en el que además de los mapas y contenidos multimedia, se reflejan una serie de opciones para el velocímetro y el tacómetro diseñadas para integrarse sin fisuras. Aston Martin ha colaborado estrechamente con Apple para que CarPlay Ultra sea coherente con la filosofía de diseño única de la marca y para que el conjunto siga siendo inmediatamente reconocible como un Aston. Los conductores pueden elegir entre una serie de temas visuales para el cuadro de instrumentos, y además pueden personalizar los colores y fondos de pantalla a su gusto.

Además, los usuarios podrán manejar desde CarPlay Ultra algunas funciones del vehículo, como la radio y el sistema de climatización, mediante controles en la pantalla táctil, botones físicos o Siri. También se pueden añadir widgets del iPhone, que se adaptan perfectamente a la pantalla de infoentretenimiento de 10,25" de Aston Martin o al cuadro de instrumentos, para así obtener toda la información de un vistazo.

Toda esta digitalización no suprime, por suerte, los mandos físicos para funciones primarias como el climatizador, los modos de conducción o el control de tracción. También se ha mejorado la ergonomía con elementos como las levas de aluminio situadas tras el volante o la equipo de sonido firmado por Bowers&Wilkins con 23 altavoces y una potencia de más de 1600 W que convierten al interior en una auténtica sala de conciertos que, eso sí, se tirará la mayor parte del tiempo en silencio por culpa de una melodía más embriagadora todavía.

El último superviviente

Me refiero a la que resuena en el espectacular V8 biturbo de 4,0 litros que aunque tiene el sello de Mercedes-AMG siendo ha sido supervisado por los ingenieros de Gaydon. Un bloque que, de momento no está lógicamente, sinónimo de prestaciones  o rendimiento y, ojo, sin electrificación alguna. Se trata básicamente del mismo propulsor que empleaba el DBX ‘a secas’ pero sobrepotenciado en 156 CV y 200 Nm gracias a los nuevos turbocompresores, la gestión electrónica y el sistema de escape. De esta forma hablamos de un coche que ahora alcanza los 707 CV como indicábamos en su nombre al comienzo que acompaña de un par máximo de 900 Nm.

Gracias a ello empuja de manera contundente desde parado, donde consigue un 0 a 100 km/h de solo 3,3 segundos alcanzando una punta de velocidad de 310 km/h, cifras que tan pronto te harán disfrutar como pensar que vas a ir directamente entre rejas. Por eso, quien adquiere este coche también valora meterlo en circuito de vez en cuando, donde pese a su fisonomía no desentona.

Para ello se rodea de elementos como una transmisión específica y mejorada de nueve relaciones con un embrague multidisco de tipo húmedo que agiliza el tránsito entre marchas; una dirección extremadamente precisa con dos vueltas entre topes y configurada para ser más directa que el básico o unos frenos carbocerámicos con discos de nada menos que 420 mm delante y 390 mm, detrás.

Al margen dejo a la suspensión neumática con amortiguadores adaptativos y estabilizadoras activas que tan pronto puede bajar la altura del conjunto para intentar asemejarlo con un Vanquish como mantener una postura extremadamente confortable al activar el modo Gran Tourer que le convierte en una auténtica herramienta multiusos. Todo ello ensalzado por un chasis que goza de un reparto de pesos casi perfecto (52% delante y 48% detrás) que suprime las oscilaciones y los balanceos. Porque del subviraje y el sobreviraje se encarga el diferencial trasero activo E-Diff que permite que esos 707 CV se transmitan al asfalto con absoluta solvencia y sin necesidad de que te conviertas en el Nano para domarlo.

Ahora bien, de lo que uno se enamora es, sin duda, del cembriagador sonido de ese V8 que no hace sino valorar si la electrificación es tan necesaria como nos hacen creer (yo sí lo pienso) pero claro es acelerar así y escuchar esto y se te quitan todos los males. Lo único que quizá con un motorcillo eléctrico más compacto, la respuesta sería todavía más instantánea, no habría retardo y en conducción diaria podríamos arañar algunas décimas a un consumo que, lógicamente, podría ser uno de los puntos más flojos para sus usuarios pero claro, costando lo que cuesta seguro que el pasar más por la gasolinera no es una de tus preocupaciones.

En definitiva

Porque quien opta por este DBX707 no es alguien normal, no es siquiera  el propio Bond, sino que este 707 va destinado a un público más acaudalado, que tiene la posibilidad de gastarse los casi 320.000 euro la firma de Gaydon pide por él sin despeinarse… y eso de inicio porque si entras en la rueda de la personalización que propone la división Q by Aston Martin, la cuenta puede ser casi infinita.

Miserias económicas al margen, lo que es evidente es que este DBX707 es más que un SUV de altas prestaciones, es una declaración de intenciones que transmite la misma elegancia que Sean Connery y el músculo de Daniel Craig. Muchos no lo calificarán como el mejor Aston Martin de la historia pero lo que sí es una evidencia es que será un objeto de colección de aquí a años vista. Y todo gracias a una imagen poderosa, a un interior ahora sí refinado con esa digitalización californiana excepcional, a un chasis perfectamente ajustado y a un V8 que se muestra tal y como es, sin artimañas ni kilovatios mediantes aunque estos quizá le aportaran ciertas mejoras.

Galería de imágenes del Aston Martin DBX 707