VÍDEO| Prueba del Ford Capri AWD: ¿merece este nombre?

Dentro de su estrategia cero emisiones, Ford se ha empeñado en resucitar sus nombres más icónicos. A reconversión del Mustang en un SUV eléctrico (prueba del Mach-e GT), se le han añadido recientemente el Puma GEN-E y el protagonista de esta prueba: el Capri. Para los no educados en la historia del automóvil, el Capri original podría definirse como el Mustang europeo, es decir, un muscle-car coupé con unos rasgos marcados y un diseño que cautivó a los usuarios del Viejo Continente.

Tanto es así que entre los años que estuvo vigente, 1969-1986, se vendieron casi dos millones de unidades, convirtiéndole por derecho propio en una leyenda. Ahora, 56 años después de aquel estreno y 39 del final de su producción, Ford vuelve a resucitarlo bajo ese paraguas cero emisiones colaborando además con el Grupo Volkswagen, hasta el punto de que este coche podría decirse que tiene sangre alemana.

Diferente pero con toques retro

Porque lo primero que has de entender más allá de que el Capri haya cambiado su silueta hacia una de tipo SUV Coupé (al menos mantiene ese rasgo del original), es que se basa en la plataforma MEB del Grupo Volkswagen. Sí, la misma que da vida a los ID.3 (prueba), CUPRA Born (prueba), Skoda Enyaq iV (prueba) o Audi Q4 e-tron (prueba), entre otros. Una solución que le permite a Ford ahorrar en costes tanto de producción como de desarrollo pero sin que ello implique desvincularse por completo del proyecto y presentar un ID con otros logos.

Porque como ya hizo con el Explorer (prueba), modelo que de hecho podría catalogarse como su declinación SUV, los diseñadores de Ford han querido imprimir no solo su grano de arena sino, incluso, evocar al modelo original. A buen seguro que de inicio escucharemos voces críticas tanto por esa silueta de todocamino ya mencionada, como por sus dimensiones, pues este Capri mide nada menos que 4,63 metros de largo, por 1,87 de ancho y 1,62 de alto, es decir, que es 35, 23 y 34 cm más grande, respectivamente, que su predecesor.

Sin embargo, ese equipo de diseñadores han querido mantener viva la llamada del modelo primigenio con detalle que evocan a él como el diseño de las luces diurnas delanteras que asemejan esa  cuadratura de los grupos ópticos del Mk1, la moldura en negro que los conecta como si fuera la calandra original o la forma redondeada de la ventanilla de cortesía del propio pilar C, que sin duda es el rasgo más distintivo del modelo. Del mismo modo, el amarillo Vivid de nuestra unidad, que además no tiene sobrecoste, busca rendir homenaje al coche de hace más de medio siglo.

El estilo Explorer

Es de puertas para dentro donde este Capri, eso sí, no deja rastro alguno de su antecesor. De hecho, en realidad es un calco al Explorer, con un puesto de conducción que ofrece detalles propios de los ID. de Volkswagen como son los elevalunas (¿nadie pensó de verdad en cambiarlos?, algunos comandos táctiles, el selector del cambio situado en la columna de dirección o el cuadro de instrumentos minimalista.

Pero como en su hermano SUV, el elemento diferenciador es la pantalla de 14,6 pulgadas dispuesta verticalmente que ofrece la posibilidad de inclinarse en 30º integrándose perfectamente en la consola central y ocultando ese pequeño hueco que Ford denomina My Private Locker y en el que se pueden guardar enseres de mayor, ya que se bloquea mecánicamente al cerrar el coche. Integra el sistema SYNC4 que aporta fluidez y un manejo intuitivo, ofreciendo actualizaciones inalámbricas, sincronización inalámbrica ocn Apple CarPlay y Android Auto o funciones conectadas.

Junto a él tenemos otros equipamientos destacados como los asientos ergonómicos con certificación AGR o el sistema de sonido firmado por B&O con la barra situada en la parte alta del salpicadero. Al igual que en el Explorer este Capri presenta innumerables espacios repartidos por todo el puesto de conducción, destacando el enorme cofre central con una capacidad de 17 litros que nos permite guardar desde un portátil con pantalla de 15” hasta tres botellas de 1,5 litros y otra de 1 litro. En él además se puede plantear al gusto si queremos tener un portabotellas o una superficie plana para dejar el móvil.

Sin merma de espacio

Ya que hablamos de capacidades lo suyo es pensar que dada su pronunciada caída del techo, la zona trasera se verá comprometida en comparación con la del Explorer. No obstante, una vez dentro no percibimos pérdida alguna, ya que esa caída se produce justo por detrás de los reposacabezas, permitiendo que un adulto de 1,85 metros no dé con el techo.

Además, gracias a los 2,76 metros de distancia entre ejes, el espacio para las piernas es enorme, siendo la posición demasiado flexionada de las rodillas la única pega que encontramos. Por anchura, lo habitual en un coche de este porte, con un espacio para tres en el que viajarán mejor dos.

En cuanto al maletero, este parte de los 572 litros si se mide hasta la bandeja (de tela y sin ninguna función práctica más allá de la de ocultar el equipaje) o 627 litros si ampliamos hasta el techo. Al abatir los respaldos posteriores (sin mandos satélite) la capacidad aumenta hasta los 1.510 litros brindando un piso casi plano cuando la bandea inferior se coloca en la parte más alta. Respecto a los cables de carga, estos pueden almacenarse en uno de los laterales, enganchados a través de dos tiras de velcro ya que no hay rastro alguno de un posible frunk (el maletero delantero), pues es una de las limitaciones de la plataforma MEB.

Tacto made in Ford

En lo que a motores se refiere, este Capri hereda los propulsores del Ford Explorer y de la gama ID de VW. Hablamos aquí de tres alternativas: dos con motor trasero que declaran 170 CV y 286 CV, a la que se suma otra de tracción total con 340 CV. Para esta prueba, nosotros hemos optado por la más prestacional, con el objetivo de intentar recuperar ese espíritu deportivo del primer Capri, al que pulveriza en aceleración, pues solo necesita 5,4 segundos para cubrir el 0 a 100 km/h.

En marcha, es lo primero que percibimos, que el Capri AWD puede correr mucho, incluso pese a superar las 2 toneladas. Lo hace sobre todo si activamos el modo Sport a través de la pantalla en el que prioriza el uso del motor trasero (cuenta con un modo Traction que incrementa la motricidad de los dos) aunque si necesitamos más potencia conecta el eje delantero para darnos todo el rendimiento.

En lo relativo a la puesta a punto, Ford se vuelve a desmarcar de su socio alemán por variar ligeramente ciertos detalles de la plataforma. La firma americana ha implementado cambios en la suspensión, con amortiguadores y muelles más firmes, una nueva calibración de la dirección para hacerla más directa (aunque sigue teniendo 3,5 vueltas entre topes) y un ESC modificado, con un menor intrusismo para conseguir una conducción más ágil. La realidad es que el Capri es un SUV Coupé divertido de manejar, con una pisada firme y homogénea en el que el único punto de mejora es el tacto del freno y de esa dirección que está demasiado filtrada para así permitir un mejor manejo en ciudad.

Puedes viajar sin preocupación

La diferencia entre todas las versiones reside, principalmente, en la batería. Con la de 170 CV tienes un paquete de celdas de 52 kWh, que aumenta a los 77 kWh con la intermedia y llega a los 79 kWh con nuestro protagonista. No obstante, si quieres tener el mejor dato de autonomía, has de poner tus ojos en la segunda, pues es la que homologa los 627 km, que son 30 km más que en el Explorer.

En el caso de nuestro Capri AWD, el dato oficial se quedaría en los 560 km a razón de un consumo medio oficial de 16,3 kWh/100 km. Cifra que solo es posible conseguir abusando del programa Eco y no yendo en exceso por la autopista. De lo contrario, el valor estará más cercano a nuestros 17,5-18 kWh/100 km que al de la marca.

En cuanto a la carga, la otra diferencia de este AWD frente a los RWD es que se puede conectar en tomas rápidas de 185 kW por los 135 kW del resto, que se traduce en un tiempo de 26 minutos para pasar del 10 al 80%, consiguiendo que los viajes sean más que factibles. Ahora bien, la firma del óvalo propone como opcional la bomba de calor, con un coste de 1.300 euros y el beneficio que permite que la autonomía, siendo un extra que nosotros hubiéramos puest de serie, más con el coste del coche.

En definitiva

Ford “reinventa del futuro” en una estrategia que pasa por electrificar sus modelos más icónicos. Somos conscientes de que a muchos os parezca un sacrilegio haber empleado dicho nombre para referirse a un SUV que, además, es alemán, pero la realidad es que una marca tan representativa como Ford no puede dejar de lado a sus modelos más icónicos y este Capri ha sido uno de los más importantes sobre todo en el Viejo Continente.

Ahora bien, a diferencia de aquel modelo de los 70, el precio de partida de lista es algo menos popular ya que Ford ha establecido una tarifa de 47.000 euros para el motor de 170 CV, 53.000 euros para el de 286 CV y de 60.100 euros para el AWD. Tarifas que suben 3.020 euros si optas por el acabado Premium y que en comparación con los del Explorer son entre 443 euros y 1.047 más caros a excepción del tracción total que resulta incluso 300 euros más barato. En el caso de que vuelvan las esperadas ayudas gubernamentales, el Capri se quedaría, respectivamente, en 33.300, 38.000 y 42.100 euros, añadiendo además descuentos comerciales y por financiación de la marca.

Galería de imágenes del Ford Capri AWD