La transición energética en España, marcada por el cierre de minas y centrales térmicas, no solo implica una transformación tecnológica, sino también un profundo cambio cultural que afecta a la identidad de las comunidades mineras.
Esta es una de las conclusiones del estudio 'Justicia es memoria', publicado en la 'Revista Internacional de Sociología', que analiza el impacto de la descarbonización en cuatro regiones históricamente ligadas al carbón -Aragón, Asturias, Galicia y Castilla y León- y deja claro que "sin memoria no hay justicia".
El trabajo al que ha tenido acceso EFE, firmado por investigadores de las universidades de Zaragoza, Oviedo, León y Varsovia, propone una lectura de la transición energética desde la perspectiva de la justicia de reconocimiento y la sostenibilidad cultural.
Memoria y justicia
A través del análisis de 2.772 artículos de prensa regional publicados entre 2018 y 2023, el estudio identifica tres grandes narrativas que conectan la memoria colectiva con la demanda de justicia: el derecho a permanecer en el territorio, la necesidad de preservar la identidad local y la exigencia de igualdad de trato frente a otras regiones europeas.
'La justicia es memoria' se convierte en el eje discursivo que articula las reivindicaciones de los actores locales, desde trabajadores y sindicatos hasta representantes políticos y asociaciones ciudadanas.
El estudio, realizado por Alexia Sanz-Hernández (Universidad de Zaragoza), Ángel Alonso-Domínguez (Universidad de Oviedo), Rosario Marcos-Santiago y Adelina Rodríguez Pacios (Universidad de León) y Xaquín Pérez-Sindín (Universidad de Varsovia), destaca cómo la demolición de infraestructuras emblemáticas, como las torres de refrigeración de las centrales de Anllares (León) y Velilla del Río Carrión (Palencia), ha sido vivida como una pérdida cultural y emocional, más allá del impacto económico.
La memoria del carbón
Los autores subrayan que la memoria del carbón, lejos de desaparecer, se transforma en herramienta de gobernanza y resistencia.
Espacios como el Museo de la Siderurgia y Minería de Castilla y León en Sabero, el Pozo Julia en Fabero o la Térmica Cultural en Ponferrada son ejemplos de patrimonialización del legado minero que contribuyen a mantener viva la identidad de las comarcas afectadas.
El estudio forma parte del proyecto INNOREJUST, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, y reclama una mayor atención a la sostenibilidad cultural en las políticas de transición energética. Los investigadores advierten que, si no se reconoce el papel histórico de las comunidades mineras, la descarbonización puede convertirse en una nueva forma de desposesión.









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