El sistema energético mundial está presenciando la siguiente gran transición, situándose al borde de una nueva era energética impulsada por la electricidad limpia y la creciente adopción de la electrificación en todos los ámbitos.
El sistema energético mundial asiste a una nueva era impulsada por la electricidad limpia y la creciente electrificación generalizada
Las fuentes de energía de la nueva era han crecido desde alrededor del 9% en 2015 a más del 14% este año como proporción de la energía primaria

Rystad Energy anuncia la publicación de su informe anual insignia, Global Energy Scenarios (GES) 2025, que ofrece escenarios detallados hasta el año 2100 y un nuevo escenario de contribución determinada a nivel nacional (NDC) desarrollado hasta 2035.
La electricidad limpia y la electrificación se están expandiendo más rápido que cualquier otro cambio en la historia moderna, con las fuentes de energía de la nueva era creciendo de alrededor del 9% en 2015 a más del 14% este año como proporción de la energía primaria.
Mientras las naciones se enfrentan al doble desafío de abordar el cambio climático y reforzar la seguridad energética, las energías renovables se expanden más rápido que cualquier tecnología energética anterior, con adiciones de capacidad total de energía eólica y solar para 2024–2025 que superarán los 700 gigavatios (GW).
Debido a ello, nuestra investigación indica que una trayectoria de 1,9 grados Celsius —refiriéndose al aumento medio de la temperatura global por encima de los niveles preindustriales— es más probable hacia 2040, dado que ya existe un ecosistema energético híbrido.
A medida que estos escenarios se desarrollan, la transformación del sistema energético mundial requiere tres pasos claros:
Tarea 1: Limpiar y expandir el sector eléctrico
La limpieza y expansión del sector eléctrico desempeña un papel dominante en la reducción de emisiones hasta 2050.
Nuestro análisis indica que lograr un escenario de calentamiento global más ambicioso que 1,9 °C requerirá concretar al menos el 90% de las oportunidades identificadas para reducir las emisiones.
Tarea 2: Electrificar casi todo
La electrificación cobra especial relevancia en trayectorias que limitan el calentamiento a 1,6 °C o menos.
La mayor contribución proviene de la adopción de vehículos eléctricos (VE), junto con mejoras generalizadas en la eficiencia energética en edificios, industria y transporte.
Tarea 3: Abordar las emisiones residuales
Abordar el uso residual de combustibles fósiles mediante captura de CO₂ o sustitución por combustibles bajos en carbono aporta poco a la reducción neta de emisiones antes de mediados de siglo en trayectorias que superan los 2,2 °C.
Este impacto limitado refleja su implementación tardía y mayores costos.

“Ya hoy estamos viendo cómo el sistema energético se transforma en un modelo híbrido de energía renovable y fósil. Con la mitad de la capacidad de generación eléctrica mundial proveniente de renovables y uno de cada cuatro autos nuevos siendo eléctrico, el sistema energético está cambiando rápidamente. Ya hay señales claras de cambio en las inversiones, las nuevas adiciones de capacidad y las curvas de adopción tecnológica que indican que presenciaremos una transición genuina en las próximas dos a cuatro décadas”, dijo Jarand Rystad, fundador y director ejecutivo de Rystad Energy
Petróleo y gas, resilientes a corto plazo
Aunque la transición hacia la energía renovable gana impulso, el petróleo y el gas seguirán siendo resilientes a corto plazo.
Se prevé que la demanda de petróleo alcance su punto máximo a comienzos de los años 2030, mientras que el crecimiento del gas probablemente se desacelere hacia finales de esta década. Sin embargo, ninguno de los dos combustibles experimenta una contracción abrupta.
La transición energética avanza lo suficientemente rápido como para alterar el perfil de crecimiento de los combustibles fósiles, pero no tan rápido como para desbancar completamente su dominio para 2040.
El petróleo y el gas siguen siendo el pilar del sistema, vinculados al transporte, la petroquímica y los servicios energéticos, donde las alternativas aún no son competitivas en costo o escala.
Esta transición tendrá implicaciones significativas en los costos y las inversiones, ya que el crecimiento de los combustibles fósiles se desacelera y las renovables los superan, conduciendo finalmente a menores costos para los consumidores con el tiempo.

De cara al futuro, Rystad delinea cinco trayectorias que moldearán el panorama energético mundial, que incluyen los escenarios Rystad Energy NDC, 1,6 °C, 1,9 °C, 2,2 °C, y Rystad Energy House View.
Se espera que las emisiones globales de CO₂ alcancen su punto máximo alrededor de 2026 antes de comenzar un descenso gradual, impulsadas por el rápido despliegue de energías renovables en el sector eléctrico y la adopción de vehículos eléctricos en el transporte.
Este punto de inflexión muestra que el mundo pasa de una fase de crecimiento a una de reducción de emisiones. Sin embargo, las NDC actuales están aún muy lejos de ser suficientes para limitar el calentamiento a 1,5 °C. Incluso si se implementaran plenamente, no lograrían las reducciones sustanciales necesarias para alcanzar el rango inferior del Acuerdo de París.

La predicción de un escenario de 1,9 °C de Rystad Energy se basa en gran medida en que las instalaciones de energía renovable alcancen niveles récord históricos, sirviendo como columna vertebral del nuevo crecimiento eléctrico, con la energía solar a la cabeza.
Se prevé que la capacidad solar aumente de 1.868 GW en 2024 a 2.412 GW en 2025, un incremento de 544 GW que consolida su posición como líder de la nueva generación eléctrica mundial. La producción manufacturera récord, la reducción sostenida de costos y el acelerado despliegue en China, India y Estados Unidos impulsan esta expansión.

El motor de este crecimiento exponencial de las energías renovables es el aumento global de las inversiones en tecnologías bajas en carbono. Actualmente, estas tecnologías atraen más de 900.000 millones de dólares anuales, en comparación con 735.000 millones para petróleo y gas. Esta diferencia de 181.000 millones se ampliará a 391 mil millones para 2030, reflejando un cambio completo en las dinámicas de crecimiento.
La base instalada cambia lentamente, pero la inversión es un indicador adelantado: los flujos de capital de hoy determinan el sistema energético de 2040.Para 2030, las fuentes bajas en carbono captarán el 46% de toda la inversión energética, en comparación con el 30% para los combustibles fósiles, mientras que las redes eléctricas representarán el 24%.
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