El coche eléctrico provoca adición: sus conductores rechazan volver a los motores de combustión
Así se desprende de un reciente estudio en el que también muestra que la infraestructura de carga sigue siendo una de las grandes preocupaciones de los usuarios
Sabemos que la movilidad ha cambiado en cuestión de década y media. Impuesta o no, hoy por hoy los coches eléctricos se han convertido en una opción más que realista para aquellos que quieren dejar de lado los combustibles fósiles. Cierto es que su penetración en el mercado está fluctuando considerablemente a tenor de la volatilidad económica y social que provoca que muchos usuarios no se atreva a dar el paso definitivo a los kilovatios y aunque los datos de ventas a nivel mundial reflejan una mejoría para el 2024 impulsados, sobre todo, por China, lo cierto es que en el Viejo Continente y en España, no terminan de despegar. Ahora bien, quien conduce un coche eléctrico queda enganchado.
Cierto es que en otras ocasiones te hemos mostrado estudios que tanto confirman esta tendencia como la niegan, pero en esta ocasión tenemos que reincidir con el primer grupo de población. Al menos así se desprende del último análisis realizado por Global EV Alliance, que como su nombre indica no son un grupo de lo más imparcial en lo relativo a los vehículos eléctricos, confirmando en sus frases de cabecera que “creemos que la movilidad de cero emisiones es necesaria para combatir el cambio climático, con el objetivo de conseguir un planeta donde todo el transporte sea sostenible, limpio y eléctrico”.
Perspectiva global
Pues bien, según este análisis el 92% de los encuestados que se ha puesto a los mandos de un coche eléctrico aseguró que jamás volvería a conducir uno de combustión. Y ojo porque la muestra no es de andar por casa pues se ha preguntado a cerca de 23.000 usuarios de 18 países entre los que se encuentran Estados Unidos, Canadá, Austria, Brasil, Francia e India, entre otros. Unos resultados en los que, además, se pondera su aportación al parque móvil eléctrico mundial, es decir, que los resultados de Estados Unidos tienen un peso mayor que los de, por ejemplo, Suecia y eso se torna clave porque precisamente en ciertos territorios como el escandinavo la cuota de eléctricos es increíblemente alta.
De hecho, de todas las opciones disponibles, solo el 1% de la población del estudio dijo que definitivamente volvería a emplear un motor de combustión, mientras que el 4% se decantaría por un híbrido enchufable y el resto sabría qué hacer a ciencia cierta. El hecho de que la mayoría mantendría su adquisición eléctrica no solo se debe únicamente a la preocupación climática, sino que cerca de la mitad de los mismos defendió su rentabilidad y bajo coste de uso en comparación con un gasolina o un diésel.
El segundo motivo sí fue el medioambiental, tanto general (40%) como local (32%), seguido de la facilidad y sencillez de conducción (21%) o los reducidos costes de mantenimiento. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y como ha ocurrido en otras ocasiones, uno de los principales escollos que ven los usuarios de este tipo de vehículos es el relacionado con la infraestructura de carga, tanto en términos de número de cargadores, pese a que los últimos análisis demuestran que ya hay más cargadores que surtidores, como del tiempo de espera o, peor aún, el no funcionamiento de muchas de las estaciones de carga rápida, vitales para la fluidez en trayectos largos.
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